“Esta categoría es para mentalidades fuertes, para gente que no se rinde nunca y equipos que se mantienen de pie”. Imanol Idiakez mandó el aviso al término del partido contra el Burgos. La cuarta derrota en lo que va de curso evidenció de nuevo una cierta fragilidad del Dépor ante los golpes. El grosero error de Petxarroman, que desembocó en el 0-1 del Burgos en el minuto 88, provocó la descomposición blanquiazul, tanto mental como futbolística, impidiendo cualquier tipo de reacción en los compases finales del choque en Riazor.
No es la primera vez en este arranque de campeonato que el conjunto blanquiazul acusa de forma considerable un cambio de contexto, ya sea por un gol en contra o por cualquier otra circunstancia, y en cierta manera olvida los aspectos que había hecho bien hasta ese momento. Un asunto delicado teniendo en cuenta la fortaleza mostrada por el equipo de Imanol Idiakez ante cualquier adversidad durante su espectacular remontada del curso pasado. “Si algo tenemos y hemos aprendido la pasada temporada, es a levantarnos del barro. Este equipo tiene fortaleza mental”, dijo Idiakez tras la derrota en Huesca, el primer escenario donde el Dépor se tambaleó ante un golpe.
Y eso que ni siquiera fue un golpe. El Dépor mandaba en el juego en el primer tramo de la segunda mitad en El Alcoraz. El 1-2 estaba más cerca que el 2-1 tras situar a los cinco magníficos en el campo con Mario Soriano en el doble pivote. Sin embargo, la entrada al terreno de juego de Gerard Valentín, ex del Dépor, cambió por completo el escenario.
“La segunda parte ha sido buena. Hicimos el gol y hemos tenido ocasiones. Pero esto es Segunda y, como los dejes vivos, te pueden matar. Teníamos la sensación de que el partido podía caer para nosotros, pero han metido a Gerard y con tres arrancadas, la jugada del córner mal defendida... Hay que aprender”, apuntó el técnico donostiarra tras el desenlace en El Alcoraz. El Dépor perdió el control que había ganado y, desorientado, encajó un gol de córner tras un doble fallo de marca.
En el siguiente partido a domicilio, en el Nuevo Los Cármenes ante el Granada, se repitieron ciertos aspectos del duelo en Huesca. El Dépor mejoró de forma considerable tras una primera mitad de dudas, consiguió empatar el marcador e inclinó el campo para rondar la remontada. Sin embargo, un gol anulado en el minuto 78 a Lucas Boyé, a instancias del VAR, insertó la semilla del miedo en la mente de los jugadores. De repente, el pensamiento de no querer perder se volvió más fuerte que el de querer ganar.
“Ese gol (anulado) les ha traído a los jugadores algún recuerdo de Huesca. El jugador es persona y seguramente habrá pensado ‘a ver si se nos va escapar’. En el banquillo veíamos más el partido para ganarlo que para perderlo, pero al final nos ha costado más enlazar y hemos tenido menos claridad que hasta ese momento”, aseguró el míster, consciente de la maniobra de protección que había experimentado colectivamente su equipo.
A pesar de contar con varias ocasiones claras, el Dépor protagonizó en El Arcángel el que seguramente sea su peor encuentro hasta el momento en la 2024-25. No obstante, el equipo coruñés se mantuvo vivo en el partido, con 1-0 en contra, hasta un tiempo añadido que desesperó a Imanol Idiakez y que permitió al Córdoba sentenciar de penalti.
“No me gusta cómo hemos jugado el descuento. Me queda mal sabor de boca, porque no es nuestra idea el meter gorrazos al área. Lo único que podía pasar es que el balón volviese igual de rápido, que ellos corrieran y que nos hicieran el segundo. Siete minutos dan para mucho y teníamos capacidad para hacer alguna jugada en cualquier momento y conseguir el empate”, apuntó Idiakez, molesto por la desesperación mostrada por sus jugadores en los minutos finales.
El caos en el tramo final de encuentro se repitió en Riazor el pasado fin de semana en la visita del Burgos. El fallo de Petxarroman hizo entrar al Dépor en un estado de prisas y desorden que le convirtió en inofensivo para el rival en el tiempo añadido. De hecho, el conjunto visitante incluso sentenció el choque tras un penalti cometido por Barcia, una especie de déjà vu de la pena máxima de Pablo Martínez en Córdoba.
“Había más gente en el campo lamentando la derrota que intentando salvar un punto”, espetó Idiakez en una rueda de prensa en la que puso el foco en la mentalidad: “Hemos reaccionado mal al gol de ellos, quedaba tiempo para haber podido conseguir el empate. Tenemos que aprender la lección porque la competición no espera a nadie”, apuntó el técnico donostiarra, que afronta la prueba de recuperar “la fortaleza mental” que permitió al equipo coruñés levantarse “del barro” durante la pasada temporada.