LA LUPA | Las líneas maestras de Antonio Hidalgo
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Antonio Hidalgo | SD HUESCA

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Sabadell, Sevilla Atlético y Huesca. Tres equipos unidos en los últimos años por el denominador común de Antonio Hidalgo y la competitividad que ha sido capaz de aportarles. El nuevo técnico del Deportivo iniciará por primera vez en A Coruña un proyecto de cero con un club, un hecho que le permitirá tener cierta libertad para construir un bloque a su imagen y semejanza, teniendo en cuenta que los 30 contratos con los que ya cuenta el primer equipo limitan la libertad y maniobrabilidad para entidad y técnico. 

 

Pero, ¿qué es a imagen y semejanza de Antonio Hidalgo? Pues es una pregunta difícil responder. Porque si por algo se han caracterizado las etapas del preparador catalán en clubes tan heterogéneos ha sido por su diversidad. Hidalgo se adapta a los jugadores y no al revés.
 

Sin embargo, más allá de esta innegable cualidad, el técnico nacido en Granollers maneja varias líneas maestras que subyacen del ADN de todos sus conjuntos. Que ejercen de fenotipo común. No hay un equipo de Hidalgo que no tenga mucho juego por bandas. No hay un equipo de Hidalgo que no priorice ser vertical a pausado, tanto en ataque posicional como al contragolpe. No hay un equipo de Hidalgo que no sea ordenado sin balón.

 

La estructura maleable

El nuevo entrenador del Deportivo jugó, teóricamente, con una defensa de tres centrales este último curso en Huesca. Pero esa estructura ni era fija, ni se ha repetido siempre en sus equipos.


El Huesca de Antonio Hidalgo que rozó el playoff iniciaba el juego a veces con tres y otras con cuatro, gracias sobre todo a la capacidad de sus centrales diestro -Loureiro, Rubén Pulido, Abad o Blasco- para ser central o lateral más largo y jugar en posiciones más próximas a la cal (1).

 

Capturas Hidalgo (1)
El Huesca jugó prácticamente toda esta última temporada con defensa de tres centrales, pero eso no equivalía a que siempre apostase por iniciar el juego con tres. Los equipos del actual técnico del Deportivo tienen muchos matices en función de jugadores propios y el rival. En la imagen, una defensa de tres más carrileros salindo con cuatro.

 

De hecho, en la temporada 2023-24, en la que el cuadro oscense logró salvarse en las últimas jornadas tras la llegada de Hidalgo en octubre, el equipo azulgrana solía jugar con cuatro defensas naturales. Sin embargo, era muy habitual ver cómo Óscar Sielva, su mediocentro organizador, se incrustraba entre los dos centrales para construir una salida de tres.
 

Mientras, en el Sevilla Atlético -su equipo más ‘diferente’ y dominador-, la defensa de cuatro, con tres centrocampistas, dos extremos y punta fue casi siempre su dibujo de referencia, aunque con muchos matices, pues el filial era un bloque muy maleable. Por último, en el Sabadell fue variando de su 4-2-3-1 inicial y habitual en Segunda B hacia el 3-4-3 en Segunda.
 

Diferentes estructuras que, obviamente, adquirían múltiples matices de comportamientos en función del rival. Cero inmovilismo. Identidad sí, pero cierta capacidad camaleónica también.

 

Salida exterior

Más allá de su versatilidad a la hora de dibujar diferentes estructuras y patrones de juego en función de las potencialidades propias y debilidades del enemigo, una de las pautas más repetidas en los equipos de Antonio Hidalgo es la tendencia a iniciar el juego por los carriles exteriores.

 

Capturas Hidalgo (3)
Los equipos de Hidalgo priorizan iniciar el juego por fuera. Sin apenas referencias interiores, el objetivo es llevar al balón a banda y una vez ahí, decidir cómo progresar. En la imagen, uno de los mediocentros cae a banda mientras el carrilero derecho (Abad) y el extremo derecho (Soko) se ofrecen en vertical desde el carril intermedio y central. 

 

Salvo en Sevilla, donde contaba con grandes centrocampistas como Manu Bueno, Lulo Dasilva o Carlos Álvarez (Levante) para Segunda RFEF, los conjuntos dirigidos por Antonio Hidalgo han tendido hacia empezar a construir el juego por fuera. Así, se minimizan los mayores riesgos que implica tejer el juego en el carril central, donde hay más densidad de rivales y, en caso de pérdida propia, el camino hacia la meta se le allana al contrario. 

 

Al mismo tiempo, esta dinámica permite que el bloque contrario bascule hacia uno de sus costados para presionar y, así, libera más espacios dentro y, por supuesto, en el lado contrario. Se trata de mover la estructura enemiga.

 

De hecho, esta salida exterior se da tanto en corto como en largo. Los conjuntos de Hidalgo suelen mezclar juego más combinativo con directo, buscando los movimientos diagonales y profundos de extremo o delantero en el mismo carril en el que está el balón para dar salida.

 

Giro de juego

Las bandas adquieren especial importancia en el juego ofensivo de los equipos de Hidalgo. Una vez logra ir progresando -casi siempre por fuera, como decimos-, la soluciones se resumen, simplificando mucho, en dos: seguir la ofensiva por ese mismo carril o buscar el contrario.

 

Clave para que ambas opciones estén abiertas es la amplitud que los equipos de Hidalgo suelen tener. Casi en todo momento, ambas bandas están ocupadas. Solo por un futbolista, pero siempre por un futbolista. 


De este modo, si el equipo pretende incidir en el pasillo de ataque que ya está pisando, son fundamentales los movimientos dentro-fuera de alguno de los centrocampistas con libertad para soltarse o del futbolista de banda -normalmente el extremo- que esté fijando a la defensa en zonas más interiores.

 

Capturas Hidalgo (4)
En todos sus equipos, Hidalgo ha mezclado mucho juego en corto y juego en largo. En la imagen, uno de los centrales del Sabadell recibe y ante la presión de un futbolista del Barça Atlètic juega directo, pero paralelo a banda y a la carrera de Adri Cuevas, centrocampista que traza una ruptura desde dentro hacia fuera.

 

Así, a partir de estos desmarques de ruptura, el colectivo encuentra la profundidad o, al menos, amenaza al rival. El volumen de pausa en cada jugada es negociable. El de verticalidad, no. Hidalgo quiere ritmo.  

 

Mientras, de no encontrar vía para progresar en el mismo pasillo, los conjuntos del nuevo míster del Deportivo suelen tener siempre la vía abierta del lado opuesto. Girar el juego siempre es una opción prioritaria, pues una vez el equipo logra juntar al enemigo en la zona de balón, el compañero más alejado acostumbra a estar libre

 

Por lo tanto, desde un cambio de orientación directo o de un pase dentro intermedio para encontrar más fácil el lado contrario es muy habitual ver cómo los conjuntos entrenados por el catalán acaban conectando rápidamente con el frente de ataque opuesto para mantener esa tendencia vertical y hacer daño por fuera.

 

Capturas Hidalgo (6)
El Sevilla Atlético progresa a través de una salida de tres en la que Hormigo, central, rompe líneas a través de su conducción. Con los dos carriles ocupados, el zaguero puede jugar hacia la izquierda, pero decide ejecutar un cambio de orientación que es posible gracias a la amplitud que da el lateral Fattore, con el extremo Quintana fijando a dos rivales dentro.

 

De este modo, hay una evidente tendencia en los equipos de Antonio Hidalgo a priorizar el juego exterior al interior, aunque eso no significa que sus conjuntos rehúsen construir por dentro. Depende mucho del perfil de jugadores que tenga a su disposición. En el Huesca, Hidalgo no contaba con especialistas mediapuntas y sí con jugadores con capacidad para percutir por los costados. En sus plantillas de Sabadell tampoco abundaban los especialistas entre líneas.

 

Sin embargo, no es difícil imaginar a un Dépor con perfiles como Mario Soriano o Yeremay Hernández, mucho más similares a los que tenía en el Sevilla y capaces de tejer sociedades en el carril central para amenazar o, simplemente, juntar al rival dentro y soltar el balón fuera, para que los exteriores reciban con más tiempo y espacio.

 

Activación con cabeza

Si el juego ofensivo de los equipos de Hidalgo se ha basado estos años principalmente en la capacidad para progresar por fuera a través de la agresividad en los movimientos, esa agresividad bien entendida también se manifiesta de forma evidente en las transiciones.

 

Las fases de ataque-defensa y defensa-ataque son igual de fundamentales que el resto. Y Antonio Hidalgo le da una enorme trascendencia. Esta importancia ha sido sobre todo palpable en la Sociedad Deportiva Huesca, en la tenía que paliar sus dificultades en ataque estático con contragolpes, no solo para amenazar a defensas más desordenadas, sino también para aprovechar las potencialidades al espacio de sus atacantes.

 

Más allá de su prolífica pizarra a balón parado -la mitad de sus goles han llegado de pelota quieta-, el gran filón en ataque del Huesca era la transición ofensiva.

 

Los bloques dirigidos por Antonio suelen destacar por su facilidad para activarse tras recuperación o tras pérdida, en los primeros segundos de la transición, sea esta en el sentido que sea. 

 

De hecho, una vez recupera el balón, es muy común detectar movimientos de ruptura en profundidad o caídas a banda de los jugadores más alejados para ofrecer una salida. La prioridad es atacar a toda velocidad si se puede, pero también no perder el balón. Por ello, suele ser habitual ver cómo en torno al poseedor se configuran apoyos que buscan descongestionar el juego hacia delante o bien hacia el lado contrario, ocupando en el menor tiempo posible los tres carriles de ataque para multiplicar la amenaza.

 

Capturas Hidalgo (5)
Descongestionar para transicionar. El Sevilla recupera en campo propio y entiende cómo desplegarse. El punta cae a banda y cede de cara a su compañero que llega desde atrás, que apoya en Manu Bueno, incorporándose en el carril central. Antes de recibir, el medio ya mira hacia la izquierda, pues espera la subida del lateral Pablo Pérez, que acaba conduciendo hasta el área.

 

Mientras, en transición defensiva, los colectivos dirigidos por Hidalgo también sobresalen por esa capacidad para ser intensos en los primeros segundos tras pérdida... pero con matices. Porque una vez su equipo deja de disponer el balón, la prioridad del preparador de Granollers pasa a ser el orden.

 

Es fundamental no desestructurarse. No perder el sitio. Y si para ello es necesario no presionar y temporizar, a la espera de que los compañeros recuperen el sitio, se hace. Así,  los conjuntos dirigidos por Hidalgo saben cuándo acosar y cuándo aguantar. Prácticamente solo si el rival no tiene el balón bien domesticado o va a recibir de espaldas se es agresivo, una máxima que se traslada también a la fase defensiva.

 

Todo tipo de bloques

Y es que en el momento sin balón, los equipos de Hidalgo suelen ser capaces de adaptarse mucho al rival y a la situación de partido. Si el contrario trata de sacar el balón jugado, se suele presionar alto, incluso a marcas individuales a costa de grandes 'saltos' de línea. Pero también sabe esperar en un bloque medio estrecho, priorizando el marcaje zonal.

 

Capturas Hidalgo (7)
El Huesca fue un equipo cohesionado, capaz de defender muy bien en bloque bajo, pero también de presionar en altura arriesgando. En esta imagen de la temporada 2023-24, el conjunto de Hidalgo se empareja a partir de un 5-2-3, con Blasco -carrilero- saltando myy lejos para presionar al lateral del Cartagena.


Mientras, si el contrario está ya instalado más allá de la línea del ecuador, los conjuntos del actual entrenador del Dépor manejan una óptima profundidad defensiva. Es decir, muy pocas distancias entre su línea más avanzada y la más retrasada para facilitar ayudas, permitirse que los centrales salgan de zona a las recepciones interiores y ensuciar el juego por dentro del rival.

 

De este modo, resulta casi imposible encontrar versiones de los equipos de Hidalgo que no sean sólidos. Siempre desde la cohesión, pero con unos futbolistas que tienen muy interiorizado cómo y cuándo ser pegajosos y cuándo no perder el sitio. 

 

Esa capacidad para trazar buenas trayectorias de presión, saber meter la pierna en el momento que toca o entender cuándo conducir o fintar pases para atraer rivales y provocar situaciones de hombres libres se detectan también como esos pequeños detalles micro -de técnica y táctica individual- a los que el técnico y su staff suelen prestar mucha atención, ya que en la élite redundan en el rendimiento colectivo. Un rendimiento que, hasta ahora, Antonio Hidalgo ha sabido extraer siempre de sus plantillas en su todavía corta carrera en los banquillos.
 

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