Antonio Hidalgo nunca empezó de cero
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Antonio Hidalgo nunca empezó de cero

El catalán, principal candidato al banquillo del Dépor, siempre ha sido reclutado como ‘apagafuegos’ a mitad de curso
Antonio Hidalgo nunca empezó de cero
Antonio Hidalgo, durante un partido del Huesca | SD Huesca

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Un técnico consolidado, referente en todos los clubes por los que ha pasado, pero que no sabe lo que es arrancar de cero con un club en verano. Esta es la peculiar circunstancia que se ha convertido en denominador común en la carrera como primer técnico de Antonio Hidalgo. El preparador catalán, principal candidato al banquillo del Deportivo, se ha convertido en un ‘bombero’ de éxito. Pero tras lograr el objetivo para el que es contratado de urgencia, acaba transformándose en modelo en esa entidad. Y precisamente esa capacidad para abrirse un hueco como referente dentro de sus clubes es una de las cualidades que parece haber convencido al Deportivo para apostar por él.


Granollers, Sabadell, Sevilla Atlético y Huesca. En sus cuatro experiencias en los banquillos como entrenador principal el patrón ha sido el mismo. Hidalgo colgó las botas a finales del año 2015, después de dejar el Sabadell tras descender a Segunda B y no tener apenas protagonismo en el Cornellà. Tan solo unos meses después, el Esport Club Granollers, club de su ciudad natal, le pidió que se hiciese cargo del equipo. Era abril del 2016 y, con él como director técnico, el club logró la permanencia en Tercera División.


Entonces, el catalán dio un salto en su carrera y se convirtió en el segundo entrenador de Imanol Idiakez en el AEK Larnaca. Llegó de la mano de Xavi Roca, director deportivo que había apostado por él unos años antes como jugador para el Sabadell. 


En Chipre talló su relación profesional y personal con el extécnico del Deportivo, al que ahora puede suceder en el banco de Riazor apenas nueve meses después, previo paso intermedio de Óscar Gilsanz.


Todavía con la temporada 2018-19 en marcha en el país chipriota, Hidalgo recibió la llamada desesperada de un Centre d’Esports Sabadell que veía muy cerca el precipicio de la Tercera División. En la Nova Creu Alta, donde ya habían detectado en sus últimos años como jugador sus aptitudes como futuro técnico, entendían que el suyo era el perfil adecuado por capacidades y simbolismo. No erraron el periodista Axel Torres, consejero del club, y Juvenal Edjogo, exjugador arlequinado y encargado de convertirse en su asistente en el banco.

 

Salvación y ascenso

Así, su Sabadell ganó cuatro partidos de siete -incluidos los dos últimos, decisivos- y se acabó salvando de la quema para, al año siguiente, ascender a Segunda División, con Ian Mackay como portero y referente. 
La pandemia frenó la liga justo cuando su equipo caía de la primera a la tercera plaza. Así, tuvo que afrontar un durísimo playoff de tres eliminatorias en la burbuja de Marbella. Con cierta fortuna, superó al Atlético B de Sergio Camello, ‘Roro’ Riquelme, o  Germán Valera en cuartos a penaltis. 


El mismo método le sirvió para vencer a la Cultural en semis. Ya en la final, dejó en la cuneta por 1-2 al Barça Atlètic de Iñaki Peña, Ronald Araújo, Ilaix Moriba u Óscar Mingueza.


Cinco años después, el Sabadell regresaba al mismo punto donde lo había ‘dejado’ con Hidalgo: Segunda División. El objetivo del club era consolidarse y la apuesta solo pasaba por Hidalgo, que se mantuvo no solo pese a los malos resultados iniciales, sino también tras el descenso final. 


“La estrella del Sabadell es su entrenador”, llegó a decir antes del salto a la categoría de plata Axel Torres. Era tan firme la convicción en el vallesano que ni siquiera no alcanzar el objetivo de la permanencia fue consecuencia para su despido.


Sin embargo, tras un mal inicio de temporada en Primera Federación, la idílica relación se rompió. “Es un día triste porque hemos llegado al final del camino”, apuntó de manera sentida el presidente del club, Esteve Calzada.


Así, en noviembre del 2021. No fue hasta once meses después cuando regresó a un banquillo, reclutado por el exdeportivista Fernando Navarro. Uno de los responsables de la cantera del Sevilla Fútbol Club buscaba un revulsivo para el filial, que era colista en su grupo de Segunda RFEF tras siete encuentros. 


De la mano del catalán, el Sevilla Atlético de Isaac Romero o Carlos Álvarez (ahora en el Levante) logró la permanencia gracias a un gran sprint final de cinco triunfos seguidos que le colocó en media tabla y puso las bases del equipo del curso siguiente... que también acabó en ascenso. Aunque él no lo pudo celebrar.
Hidalgo arrancó el que parecía que iba a ser su primer curso completo en Sevilla de manera casi inmejorable: cuatro victorias, un empate y una derrota. El filial sevillista era líder tras siete jornadas. Pero entonces, el Huesca llamó a su puerta para ofrecerle un ‘ascenso’ de dos categorías. La meta volvía a ser su especialidad: salvar los muebles.


Antonio no lo dudó. A pesar de que tenía contrato, pagó su cláusula de 60.000 euros -siempre según Heraldo de Aragón- y cogió sus bártulos rumbo la ciudad altoaragonesa para sustituir al ‘Cuco’ Ziganda y no desaprovechar “una oportunidad que no podía dejar pasar”.

 

Objetivo cumplido

Finalmente, después de una durísima temporada, la Sociedad Deportiva Huesca logró la permanencia en el campo, que permitió la salvación en los despachos en verano. 


Con un nuevo grupo dirigente al mando pero muchas limitaciones para fichar, el Huesca arrancó el curso finalizado hace seis días con la única ambición de lograr los 50 puntos para asegurarse otro año más en Segunda División. Sin embargo, el equipo empezó a conseguir grandes resultados que le permitieron soñar hasta el penúltimo partido con el playoff. De bombero a modelo.

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