Pocas irrupciones en el fútbol profesional han sido tan sorprendentes y fulgurantes como la de Cristian Kofane. El joven delantero camerunés del Albacete, de apenas 18 años, ha pasado en cuestión de semanas del anonimato más absoluto a convertirse en uno de los nombres propios de la Segunda División. Sus goles, su desparpajo y su exuberancia física han transformado la delantera del conjunto manchego y han llamado la atención de media Europa. Este domingo, el Deportivo se cruzará con él en un momento en el que se encuentra en modo imparable.
Su historia no es solo la de un goleador precoz, sino también la de una trayectoria marcada por la resiliencia. Kofane creció huérfano en Yaoundé, capital de Camerún, y fue acogido en la escuela AS Vatican Sport Étude, donde un director con vocación casi paterna le brindó techo, formación y una oportunidad. En aquel modesto centro futbolístico, en campos de tierra y camisetas sin nombre, empezó a forjarse el carácter de un delantero distinto. Más adelante se incorporó a la AS Nylon, academia con la que el Albacete estableció un acuerdo de colaboración.
Su llegada a España, a finales del pasado año, fue silenciosa. Su fichaje fue producto de una sugerencia externa. El club albaceteño firmó un convenio con la academia camerunesa y se eligió a Cristian Kofane como uno de los primeros jugadores que probarían suerte en España. Lo demás ha sido mérito suyo.
Se instaló en la residencia del Albacete junto a otros canteranos y compartió techo con chicos del Juvenil de División de Honor, al que pronto dio sus primeras señales: seis partidos, seis goles. No tardó mucho más en llamar la atención del técnico del primer equipo, Alberto González, que apenas lo tuvo unos días en el filial antes de integrarlo en los entrenamientos de la plantilla profesional. Lo demás ya es historia reciente.
Kofane debutó en Segunda en el once titular en el partido en el Carlos Belmonte ante el Racing de Santander. Y solo tardó dos minutos en marcar. Intuyó un centro desde la banda izquierda y, tras adelantarse a los defensas, remató a la red con la diestra al primer toque. Después, celebración emulando a Cristian Ronaldo, otra de sus señas de identidad.
Desde entonces, ha sumado seis goles más, cinco de ellos en sus últimos siete partidos. Una explosión que ni el más optimista de los técnicos del Albacete esperaba. La salida de Alberto Quiles en el mercado invernal, que en su día vistió la camiseta del Dépor, se dio por amortizada sin apenas duelo gracias a la irrupción del camerunés. Ni el veterano Higinio Marín, ni el prometedor Nabil Touaizi, ni siquiera Javier Martón, cedido en enero por el Athletic Club para reforzar el ataque, han logrado quitarle el sitio. El puesto es suyo.
Y no solo por su capacidad para marcar. Kofane ha demostrado atributos que lo convierten en un delantero moderno: potencia en el duelo, velocidad al espacio, derroche en defensa y, en algunas acciones, un nivel técnico que desmiente el tópico del atacante físico sin más. Sin ir más lejos, hace dos jornadas firmó un tanto ante el Elche (2-2) que no está al alcance de todos los delanteros. En un balón llovido en el área entre varios rivales, Kofane se las ingenió para hacer un control que a la vez fue un sombrero a sí mismo. El punta aprovechó ese toque para orientarse hacia la portería y, ya sin oposición, marcar con un voleón sin dejar caer el cuero al césped. Un destello de talento que sigue multiplicando las llamadas a su agente.
El jugador, mientras tanto, mantiene un perfil discreto. No concede entrevistas, el club prefiere protegerle del foco mediático y él mismo se comporta como un chico más de la cantera, viajando con el Juvenil en sus días libres o apoyando desde la grada a los compañeros que aún compiten en formación. Convive en la residencia de jóvenes futbolistas del Alba y su entorno asegura que sigue anclado en la humildad, consciente de que su carrera apenas ha comenzado.
La expectación es real. Equipos como Real Madrid, Barcelona, Sevilla, Betis, Chelsea, Nápoles o Mónaco han preguntado por él, según adelantó el periodista Luis Castelo en Marca. Algo lógico, ya que su contrato establece una cláusula de rescisión de apenas cinco millones de euros, una cifra muy accesible para el tipo de clubes que se están interesando. El Albacete le ofreció una mejora inmediata y una revisión del contrato, multiplicando por diez su salario. Sin embargo, su agente, Eric Depolo, rechazó la propuesta, manteniendo intacta una cláusula que parece que convertirá a Kofane en baja del Albacete en la próxima ventaja de fichajes.
El Deportivo tendrá que lidiar con ese vendaval inesperado. Kofane, que jugará por primera vez en Riazor, es una amenaza constante para las defensas rivales. Su velocidad, su entusiasmo juvenil y su instinto en el área lo convierten en un delantero difícil de sujetar. Su historia emociona y su fútbol impone respeto. Y en el Dépor ya toman nota.