La hora de despegar
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La hora de despegar

El Deportivo quiere olvidar el fiasco en la Copa con un triunfo ante el Zaragoza que le aleje de los puestos de retaguardia. Gilsanz debe encontrar una alternativa solvente al sancionado Mella
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Barbero durante el partido contra el Sporting en Riazor | quintana

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Son 16 títulos oficiales y 19 cursos sin jugar en Primera División los que contemplan a los dos gigantes que hoy se citan en Riazor. Deportivo y Zaragoza litigarán en un duelo que en un tiempo (marzo de 1996) fue cuartos de final en competición europea y hoy es una batalla por emerger en una competición cainita muy alejada de su heráldica. 

 

El presente hace sufrir a ambas escuadras, alejadas de los posiciones en la tabla que se le suponen, entregadas a la irregularidad, castigadas en los últimos años por unas desventuras económicas que les situaron en el liderato de la clasificación de los concursos de acreedores del fútbol español. El Deportivo entró en esa tesitura en 2013 con nada menos que 160 millones de euros de deuda, dos años antes lo había hecho el Zaragoza con 110 millones. De aquellos barros vinieron los lodos de los años posteriores. Antes hubo brillos, claro.


Ahora de lo que se trata es de regresar dónde clubs y ciudades merecen. Zaragoza es la quinta de España y ahí lleva doce campañas en Segunda, con tres playoff jugados y un cúmulo de decepciones y desastres. El club trata de emerger desde que hace dos años lo controla Jorge Mas, el mismo dueño del Inter Miami. Pero al contrario que en A Coruña, en la capital de Aragón queda deuda por pagar, casi 48 millones de euros estructurados, eso sí, en un plan de pagos. Con todo, el club la incrementará ahora para colaborar con las Administraciones en la construcción, que ya está en marcha, de la Nueva Romareda.

 

Posibles onces
 


Mientras tanto la pelota no deja de rodar y el equipo llega a Riazor entre dudas, tras una eliminación copera, después de haber ganado apenas uno de sus seis últimos partidos en la Liga, con cuatro jornadas acumuladas lejos del triunfo. Descifrar al Deportivo es todavía más complicado. Lo palmario es que en la clasificación los coruñeses tienen cinco puntos menos y que están más sueltos fuera de casa (donde han ganado tres de sus cinco partidos y por goleada) que en Riazor, escenario en el que apenas superaron, por la mínima, a Racing de Ferrol y Eibar. 

 

El Deportivo llega al partido, ya casi en el final de la primera vuelta, tras un atronador triunfo en Cádiz, pero también tras un revolcón copero y la sensación de que la plantilla se mueve a dos velocidades, con un gran número de futbolistas que no logran ponerse al nivel exigido. Por eso apenas un cambio obligado, la ausencia de David Mella, que cumplirá sanción tras la expulsión de la pasada jornada, abre un halo de incertidumbre.


Mella verá el partido desde la grada y se apunta que el multiusos Herrera puede tomar su sitio por la derecha. Su rendimiento ha bajado en las últimas fechas, así que puede ser un buen momento para redimirse. Lucas, Yeremay y el esforzado Barbero le ayudarían a gestionar el caudal ofensivo. Pero queda por ver el rol de Villares, suplente en Cádiz para juntar a Mario Soriano con el resto de jugones. No parece que Mfulu, un especialista que da equilibrio al entramado de Gilsanz, vaya a ser sacrificado, así que Villares podría regresar al once en ese espacio que deja Mella y que de alguna manera tomaría Soriano con misiones más de enlace que de puñal. Atrás, con Barcia todavía en boxes, todo podría seguir como en Cádiz, con Escudero por delante de Obrador, una excepción cuya suplencia no refleja su rendimiento.


El Zaragoza llega a A Coruña para ganar. “Una victoria lo cambiaría todo”, dice Víctor Fernández, que regresa a la que fue una casa donde no llegó a coleccionar afectos. El fútbol, la vida en general, está llena de ingratitudes. 

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