Un defensor para mirar hacia delante, al que la juventud no le pesa. Más bien al contrario, porque le permite afrontar con optimismo -a veces excesivo- situaciones límite. Lucas Noubi, el nuevo defensor del Deportivo, es el central sin miedo. 

Solo así, bajo esa abrazo a la insensatez se pueden entender no solo unas características que han llamado la atención del Deportivo, sino su precoz debut. Tenía solo 17 años recién cumplidos cuando el técnico Luka Elsner lo lanzó al ruedo en la máxima categoría. Como titular en defensa y para defender a uno de los clubes más laureados del país. 

Aquel estreno fue lo más natural para Lucas Noubi, que quemaba etapas en su adolescencia llevando en el pecho el escudo de uno de los clubes de su vida, su “segunda casa”. A Lieja, situada a dos horas de su Mouscron natal, llegó con diez años. En la quinta ciudad de la nación encontró el lugar para crecer de la mano de los responsables de la cantera ‘Rouche’, que terminaron de moldear un talento que le ha permitido acumular siendo apenas mayor de edad más de 2.500 minutos minutos en la Jupiler Pro League. Desde aquel estreno en marzo de 2022 hasta septiembre del 2024, cuando disputó ante el Union Saint-Gilloise su segundo y último partido del curso con el primer equipo del Standard. 

Han pasado ya diez meses en los que las diferencias a la hora de renovar le llevaron a ser apartado del equipo. Ese peaje pagó el club, que prefirió mantener su posición de fuerza a costa de renunciar a un futbolista que el pasado curso se había convertido en indiscutible tanto para el preparador Carl Hoefkens como para el croata Ivan Leko, que le sustituyó en enero del 2024. 

A pesar del conflicto, Noubi no llegará al Deportivo con una total ausencia de ritmo de competición, pues en este tiempo ha podido al menos jugar con el equipo filial del Standard. Es tercera categoría, sí. Pero, al menos, esa posibilidad le ha permitido añadir a sus piernas más de 1.300 minutos entre noviembre y mayo.

Así, con este movimiento, el Deportivo adquiere a un central preparado para rendir en el presente, pero con mucho futuro. Internacional con todas las categorías de Bélgica -desde la sub 15 a la sub 21-, Noubi tiene todavía mucho potencial por extraer.

Pese al obvio talento que aún le queda por desarrollar, parece evidente que al futbolista belga de origen camerunés no le pesará el escenario. Riazor acaba devorando a muchos futbolistas, pero el joven Lucas está acostumbrado a jugar en la máxima élite desde que era menor de edad. Y es que además, en su fútbol hay una dosis de osadía evidente.

Agresividad

Noubi es un central valiente. Su fútbol se basa en la agresividad. Esta cualidad bien entendida está amparada en un físico poderoso. Sin ser demasiado alto (1,84 metros), Lucas es capaz de competir a muy buen nivel en el juego aéreo gracias a su notable capacidad de salto. También es ganador en la fricción cuando se trata de cuerpear. 

Pero no solo de físico vive el belga. El exfutbolista del Standard disfruta presionando hacia delante. Y para sobresalir en esta faceta, hay que entender el juego. Ser racional. Lucas no duda en realizar saltos de línea para acosar a su marca. Y una vez el rival recibe, suele entender cómo y cuándo entrarle. Noubi destaca metiendo el pie. Sobre todo, si su marca está de espaldas. Esa entrada adelantando en semiflexión adelantando la pierna derecha es su acción ganadora. 

En esas situaciones, el nuevo futbolista del Dépor es pegajoso y difícil de superar. Aunque en ocasiones mide mal precisamente por ímpetu, suele entender muy bien el timing tanto para salir de zona como para realizar la intercepción. 

Desde luego, en esas situaciones es más correoso que cuando el contrario le reta cara a cara. Porque el internacional sub 21 con Bélgica tiene cierta velocidad para corregir a campo abierto, pero sufre más si se le obliga a girar. Este pequeño lunar apunta a ser corregible a poco que mejore su posición corporal —a veces demasiado frontal y orientando poco al rival—. Aunque en este sentido, es importante tener en cuenta que, por su habitual posición como central exterior en línea de tres, ha sido más veces retado por extremos rápidos y habilidosos que por puntas. 

De Noubi se podría esperar por su juventud y su ímpetu cierta tendencia al despiste. Pero el zaguero suele ser un futbolista concentrado y capaz de interpretar las amenazas más cercanas y no tan próximas. Lucas sabe perfilarse bien para proteger su espalda y maneja de manera óptima las relaciones con el resto de sus compañeros de línea tanto a lo ancho —no ofrecer grandes intervalos y cerrar cuando el juego avanza por el lado opuesto— como en lo relativo a las alturas.

Con balón

Más difuso se muestra cuando se trata de construir fútbol ofensivo. A su favor está la evidente capacidad para jugar en ambos perfiles, pues Noubi ha venido compitiendo tanto de central derecho como de central izquierdo en una zaga de tres -aunque también ha jugado en defensas de cuatro-.

Noubi es diestro. Claramente diestro, pues usa esa pierna dominante para acciones que le exigen más seguridad como realizar entradas o controlar. Pero utiliza de manera habitual la izquierda a la hora de pasar si la jugada se lo exige. Lo hace, además, con relativa precisión. Porque Lucas tiene un buen golpeo, para conectar con compañeros alejados. Pero quizá abusa de él a costa de evitar filtrar pases más rasos y progresivos, que rompan líneas. Puede que en este sentido esté condicionado por el modelo de juego de su equipo, pero no es la capacidad para encontrar al hombre libre la cualidad que más ha mostrado en el canterano del Standard de Lieja. 

A esta tendencia le suma alguna mala toma de decisión a la hora de conducir el balón. No son pocas las ocasiones en las que, una vez recuperada la pelota y bajo presión, Noubi peca de optimismo con conducciones no demasiado reflexivas. Tratando de progresar aprovechando su físico, pero sin entender la zona a atacar en función de dónde se ubican los contrarios.

Encaje en el Dépor

De este modo, con Noubi, el Deportivo obtiene un central que, sobre todo, se siente muy cómodo a la hora de presionar hacia delante. Así, si el Dépor de Antonio Hidalgo quiere ser un equipo agresivo sin balón, con el bloque elevado, el belga es un seguro a la hora de ‘saltar’ a morder hacia delante e incomodar a su par. Robar o impedir que gire. Iniciar el contragolpe o ensuciar la ofensiva contraria.
 

El dominio de ese tipo de acciones fue algo imprescindible en el Deportivo de Imanol Idiakez. Pero con el salto de categoría y a pesar del buen nivel de Pablo Vázquez, el equipo carecía de centrales autoritarios en esas lides. Precisamente esa circunstancia pudo ser una de las razones por las que Óscar Gilsanz decidió resguardar algo más al equipo a partir de su llegada. 

Con Noubi, la zaga del Deportivo obtiene a un elemento capaz de mirar hacia delante sin balón y también con él, aunque en esta faceta ofensiva tiene mucho margen de mejora. Lo positivo en este sentido no solo es lo acostumbrado que está a jugar en ambos perfiles, sino que sus carencias apuntan más hacia cuestiones de interpretación que puede ir adquiriendo que a limitaciones técnicas. 

Mientras, a la hora de proteger el área, Noubi tampoco es un defensor sobresaliente a día de hoy, pero sí maneja relativamente buenos conceptos en cuanto a asumir la marca, no rehúye el duelo y posee unas características condicionales que le permiten ser ganador en esas disputas. 

Noubi parece preparado para rendir en Segunda División, bien sea al lado de Barcia, de Comas, del tercer central de nombre todavía desconocido o junto a dos de ellos en una línea de tres que Hidalgo ha empleado de manera recurrente en su carrera. Con mucho por pulir pero capacidad para sumar desde ya si logra adaptarse al cambio cultural y añade más conceptos a su exuberancia física.