“Los cinco cambios van a ser muy importantes también”, apuntaba Antonio Hidalgo antes del estreno liguero del Deportivo en Granada. El técnico blanquiazul se expresaba de esta forma en referencia a las altas temperaturas que su equipo afrontaría en el Nuevo Los Cármenes, pero al mismo tiempo lanzaba un mensaje con carga de profundidad para lo que será la temporada: su intención es contar con una rotación amplia que mantenga siempre alerta a sus jugadores. A todos. "Ahora mismo es importante que todo el mundo se sienta partícipe de esta victoria, los del banquillo que no han jugado también están muy enchufados y por este motivo estoy muy contento".
Uno de los problemas del Dépor en las últimas temporadas ha sido la gran diferencia entre titulares y suplentes, que normalmente ha desembocado en que buena parte del grupo acabe desconectado a los pocos meses de competición. No quiere que eso se repita el preparador de Granollers, al que en la primera jornada no le tembló el pulso a la hora de mover el banquillo y a cambio recibió una respuesta muy positiva por parte de los futbolistas que entraron de refresco.
El nivel de la plantilla se ha elevado este verano y buena muestra de ello es que dos de los jugadores que entraron en la segunda parte venían de ser indiscutibles el curso pasado. Hidalgo pudo permitirse el lujo de relevar a Luismi y Arnau Comas con David Mella y Ximo Navarro. El extremo puede convertirse en un as en la manga para los tramos de partido en los que el rival flojea y el lateral viene de lesión, pero su versatilidad y sobriedad defensiva son una garantía para cerrar los encuentros.
No es una cara nueva, pero otro de los que aspira a convertirse en uno de los grandes refuerzos de la temporada es Charlie Patiño. El inglés dejó grandes sensaciones en pretemporada y en el debut liguero no hizo más que corroborarlos. Hidalgo le dio los últimos 15 minutos y le encargó la tarea de meter el partido en la nevera. Sustituyó a Villares para formar pareja con Gragera y permitir que el equipo fuera capaz de, primero, defenderse con balón ante un Granada que remaba en inferioridad numérica. Y después, si era posible, matar el choque a la contra.
Patiño mostró personalidad y carácter, evidenciando ya entre el fuego real que esa versión tímida es cosa del pasado. Se ofreció siempre y dio soluciones con criterio. Sin complicarse y eligiendo siempre la mejor opción, colocándose a sí mismo en un punto de partida mucho más avanzado de lo que cabría esperar después de su gris primer año.
El técnico deportivista agotó sus sustituciones con Bouldini y Cristian Herrera como los otros dos protagonistas de refresco. Son dos nombres que están bajo sospecha para el entorno blanquiazul y también cuyo rol en el equipo todavía está a la espera de definirse dependiendo de lo que pase en el mercado, donde Fernando Soriano todavía busca dos atacantes, “al menos uno”, como apunta siempre Hidalgo.
No fueron malos minutos del marroquí, que le dio siempre buena salida al equipo cuando tuvo que jugar directo en los momentos en los que el Granada amenazaba con dar un paso adelante. Menos fortuna tuvo el canario, que dispuso de una gran ocasión para cerrar el duelo en un contragolpe, pero no fue capaz de rematar correctamente.