P arece innegable que la LFP ha perdido en los últimos años su poder de atracción en el mundo futbolístico internacional. La fuga de sus máximas estrellas ha hecho mella en nuestra competición principal. A la marcha de Cristiano Ronaldo a Italia se unieron la de Messi y Sergio Ramos, ambos a coste cero, al poderoso PSG. Estos futbolistas, además de ser referentes en el entorno deportivo mundial, han sido figuras determinantes en sus respectivos clubes.
La marcha de estos jugadores en edad casi crepuscular no ha sido, sin embargo, una bendición para sus nuevos equipos. CR7 tuvo una estancia exitosa en la Juve, pero estuvo muy lejos de rememorar los logros europeos obtenidos con el Real Madrid. Su aterrizaje en el M’United como delantero de referencia ha servido para aumentar su cuenta goleadora en un equipo que parece no encontrar su rumbo.
La abrupta salida de Messi de Barcelona ha desembocado en una profunda crisis blaugrana todavía muy lejos de resolverse. En términos comparativos, la aportación del argentino al PSG está siendo pobre y se le presenta un tortuoso camino para reivindicarse como el astro mundial que es. No funciona en París como en Barcelona donde ejercía como amo y señor en el campo. Quizás su posición en el campo no es la adecuada o, como le ocurrió con la selección albiceleste, no tiene la trascendencia que tenía en el Nou Camp.
Poco más que decir de Sergio Ramos. Inédito hasta la fecha en París y con la Francia futbolística cuestionándose su fichaje. El de Camas pasa por ser uno de los más destacados centrales del mundo al que hay que añadir su capacidad de liderazgo, que demostró con creces en el Madrid y en la selección nacional. Habrá que estar atentos cuando debute si sus habilidades como líder se pueden trasladar a un equipo plagado de egos.
Los casos de estos jugadores abren el debate sobre la conveniencia de un jugador a la hora de cambiar de equipo. Son muchos los futbolistas que alcanzan su mayor rendimiento en un club y aprovechan la buena ola para buscar un mejor asiento en lo económico y deportivo en un nuevo destino. Y en muchas ocasiones estos cambios no son todo lo beneficiosos que esperaban.
A veces un jugador consagrado debe de poner en la balanza cuáles son sus interese deportivos y cuáles los económicos para que la toma de decisiones sea más feliz. Por poner un ejemplo más cercano: ¿alguien duda que la carrera de Fran -con precontrato con el Real Madrid- no se hubiera truncado de aceptar la oferta del club blanco donde es más que probable que no gozaría de la relevancia y reconocimiento que tenía en Riazor?
@pgarcia_ramos
