D e un tiempo a esta parte los genios deportivos de siempre están dejarse ver a toda costa, ya que para ellos lo importante los clubes y sobre todo los deportistas entren en la creación de nuevas competiciones que disfrazan incluso con suculentas cifras económicas que llaman poderosa la atención a sociedades deportivas y clubes que da gusto.
Ha vuelto a parecer una nueva gestión de geniales Tebas -hay más de uno- que están revolviendo cuantos frentes deportivos aparezcan en los medios de información con su fondo CVC y similares que hacen moverse a todo correr en sociedades deportivas, clubes y entidades metidas en el deporte que, por supuesto, también hacen saltar a los deportistas, máxime si hay competiciones de categoría internacional, como acaba de suceder. Algo que tanto les gusta a los políticos.
Todo mientras el deporte en su base sigue padeciendo los mismos males de siempre. Bien claro lo dejaron los griegos, sin duda los padres del deporte organizado, planificándolo y activándolo, al poner en marcha la impresionante máquina deportiva, y que en 1896 confirmó el Barón Pierre de Coubertin con la inauguración de la nueva era olímpica con los Juegos Olímpicos de verano.
La progresión mundial ha ido escalando posiciones, y sigue subiendo, hasta constituirse en un espectáculo deportivo-social de límites insospechados en la mayoría de los países, y en todas las modalidades deportivas -más de medio centenar con sello olímpico- por supuesto como resultado de un trabajo piramidal desde la base en todos los ámbitos, tanto deportivos como sociales.
