No han querido arriesgar. El Cacereño porque encajar en casa le pondría la eliminatoria muy cuesta arriba y el Fabril porque de apostar por un campo para ascender a Segunda División B escogería Riazor. El 0-0 ha sido tan justo y decepcionante como el Príncipe Felipe, el campo, evidentemente.
El campo no estaba para pasárselo bien, con o sin Hombres G, que actuaron en un fondo del Príncipe Felipe horas antes del partido. Entre la hierba, muy irregular, y el respeto, que era de esperar, al partido le faltaron ingredientes. Por lo visto este domingo se puede obtener la idea de que el Cacereño no tiene demasiado fútbol y que el 0-0 es bueno para el Fabril porque, en teoría, en Riazor jugará mejor. Pero por lo visto este domingo también se puede llegar a la conclusión de que el Fabril no tiene mucho más fútbol que el Cacereño.
Cristóbal Parralo apostó por Jardel en punta de ataque. Apostó por un perfil de delantero que encaja más en una propuesta de contraataque que en una de elaboración, de llegar paso a paso al área contraria, esa en la que tendría cabida Borja Domingo.
El primer tiempo, que fue poco menos que un tostón, sirvió para comprobar que la hierba no facilitaría el juego a ras de suelo, que el Cacereño cuenta con un mediocentro (Elías) que saca de banda con alcance de más de 30 metros y que Cacereño y Fabril no arriesgarían más de lo necesario. La principal consigna de uno y otro equipo parecía ser mantener la portería a cero. Ese objetivo se cumplió y, desde muy pronto, daba la sensación de que el encuentro no presentaría grandes sorpresas.
Con Carlos López en el centro del campo en el lugar del lesionado Álvaro Queijeiro, el Fabril ganó en defensa y perdió en ataque, algo positivo teniendo en cuenta el tipo de partido que se disputó. Por lo demás, el filial no presentó ningún tipo de novedad en cuanto a piezas, sí en cuanto a propuesta.
A diferencia de la primera parte, la segunda tuvo un mínimo de chicha en forma de ocasiones y fue el Cacereño el que golpeó primero. No se habían superado los diez minutos cuando Pucho controló en la espalda de Monsalve, ante Quique Fornos, ligeramente escorado hacia el perfil derecho. Soltó un derechazo tenso que se fue a parar al lateral de la red de Cobo.
IRREGULAR
El césped del Príncipe Felipe, en estado no digno para una fase de campeones
PARADÓN
La reacción del Fabril no se hizo esperar demasiado. Estaban cambiados de banda Pinchi y Galán. Este último, el ex del Getafe B, fabricó la jugada individual más atractiva de la mañana del domingo. Se fue de uno y de otro por el carril zurdo hasta plantarse en una buena zona de finalización. Pegó con la derecha raso al primer palo para que Camacho se luciese con la mejor parada del partido.
Parecía más cómodo, tal vez en mejor tono físico que el Cacereño, el Fabril en el segundo tiempo. Poco antes de ser sustituido por su recambio natural (Borja Domingo), Jardel presumió de potencia en una conducción por el carril central. Solo pudieron pararlo con una falta al borde del área. Una falta que Manu Molina ejecutó con un disparo que salió a escasos centímetros del larguero.
Sin el pichichi Kevin Levis, fuera de la convocatoria por lesión, y con Martins en el banquillo, también por molestias, el Badajoz ofreció una versión demasiado inocente en ataque. La entrada de Martins para los últimos compases le sirvió para provocar alguna falta y para terminar alguna jugada, aunque fuese desde media distancia.
El Fabril, con un hombre de área como Borja Domingo, tuvo la última clara en el 85. Lucas centró raso y el punta blanquiazul remató con la zurda cerca del palo.
ELÍAS
El mediocentro del Cacereño tocó más veces el balón con la mano que con los pies. Cada saque de banda en campo contrario, era suyo y todas llegaban al área.
GALÁN
El extremo fabrilista, que empezó en la derecha y acabó en la izquierda, disfrutó de la ocasión más clara de su equipo tras una buena jugada individual que acabó con paradón de Camacho.