Atravesar a remo el Atlántico, el gran objetivo
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Atravesar a remo el Atlántico, el gran objetivo

Atravesar a remo el Atlántico, el gran objetivo
01 marzo 2017 Náutica Talisker Whisky Atlantic Challenge El coruñés Jorge Pena y el madrileño Jesís de la Torre, al bordo del bote "Remolón", listos para la aventura

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Dos amigos, el coruñés Jorge Pena y el madrileño Jesús de la Torre, compañeros de singladuras marinas, participarán en la edición 2017/2018 de la Talisker Whisky Atlantic Challenge, una regata a caballo entre la competición y la aventura que consiste en atravesar a remo el océano Atlántico. A bordo de un pequeño bote de remos, actualmente amarrado en el puerto deportivo Marina Sada y rebautizado con el nombre de Remolón, los dos intrépidos navegantes tomarán la salida a mediados de diciembre desde la isla de La Gomera -última tierra pisada por Cristóbal Colón en su primer viaje a América-, para atravesar el océano a remo y arribar a la isla caribeña de La Antigua. En total remarán 3.000 millas náuticas (5.500 km), la distancia que separa ambos puertos.

Todo empezó con un sueño de Jesús de la Torre, un amante del mar y la aventura dedicado profesionalmente a las artes gráficas. Tras dos años dándole vueltas a la idea cruzar a remo el Atlántico, el reto comenzó a cristalizar cuando su amigo Jorge Pena aceptó sumarse al proyecto. Aunque arquitecto de profesión, Jorge Pena se inició en la náutica a los 5 años y lleva 15 dedicándose profesionalmente a la navegación. De esta manera el tesón de Jesús se complementa con la experiencia en el mar de Jorge, que sólo en los últimos quince años tiene en su "mochila" más de 45.000 millas náuticas navegadas. De lo que no cabe duda es que será una de las tripulaciones más veterana, sino la más, de la regata. Ciento diecisiete años es la edad que suman Jesús (64) y Jorge (53) el día que tomen la salida en La Gomera para cumplir su sueño.

PASIÓN
Jorge Pena se inició en la náutica a los 5 años y lleva 15 como profesional del mar

El equipo tiene además una vertiente solidaria. Dar visibilidad y, una vez cubierto el presupuesto de la regata, destinar todos los ingresos obtenidos a la Fundación CRIS Contra el Cáncer (Cancer Reserch Innovation Spain), entidad privada dedicada a promover y financiar proyectos de investigación contra el Cáncer. Remando por CRIS será el lema que presidirá la expedición y donde buscarán fuerzas e inspiración para sobrellevar los casi dos meses de travesía.

A BORDO DEL REMOLÓN

Si bien la travesía está prevista que dure unos 60 días, la organización de la regata obliga a llevar provisiones de comida para 90 días. Básicamente la dieta a bordo del bote se compone de comida liofilizada que deberán de preparar con agua caliente, barras energéticas y geles de hidratación. También habrá alguna posibilidad de pesca fresca aunque éstas se reducen a elaboraciones en crudo (marinados o ceviches).

Según estimaciones previas de la pareja, cada tripulante remará unas diez horas diarias en turnos de dos horas, de tal forma que ambos puedan descansar seis horas seguidas en el pequeño compartimento cubierto que tiene la popa de la embarcación. Estas previsiones permitirían cubrir una media de 40/50 millas al día. Para mantener este ritmo de trabajo calculan que necesitarán un aporte calórico de entre 5.000/8.000 calorías.

Otro asunto primordial será la necesidad de hidratarse. Para soportar las altas temperaturas que encontrarán en la ruta y el desgaste propio del ejercicio físico continuado, necesitarán ingerir unos 10 litros diarios. A bordo irán provistos de una pequeña potabilizadora eléctrica (la energía la obtendrán a través de placas fotovoltaicas) capaz de convertir 24 litros por hora de agua de mar en potable, si bien será de baja mineralización. Curiosamente deberán llevar 150 litros de agua potable en botellas y bidones, debidamente precintados por la organización, que sólo podrán utilizar en caso de emergencia y que servirán de lastre para permitir que en caso de vuelco el barco vuelva a su posición inicial. Si la desalinizadora principal fallase tendrán una potabilizadora manual de emergencia (5 litros por hora) y otra en la balsa de salvamento para casos extremos que proporcionaría un litro por hora.

MEDIDAS DE SEGURIDAD

La Talisker es muy rigurosa con la seguridad de los tripulantes. Los participantes han tenido que pasar varios cursos en la RYA en Teignmouth, al sur de en Inglaterra, donde superaron pruebas de supervivencia y primeros auxilios en el mar, un curso de operador de radio y otro de navegación de remo oceánico. En este sentido las embarcaciones llevarán a bordo una balsa salvavidas y un kit de supervivencia (bengalas, víveres, traje supervivencia, chalecos salvavidas, arneses, radio balizas personales, etc.).

Además de los riesgos propios de navegar por el océano con una embarcación tan pequeña y vulnerable (vientos, oleaje etc.) el equipo va provisto de repelentes para tiburones, un vecino habitual que tendrán en las aguas atlánticas.

Durante la regata navegarán cerca de los participantes dos veleros de acompañamiento que, teóricamente, debería garantizar que en 3 ó 4 días puedan acudir en auxilio de alguna embarcación que esté en peligro, una tarea nada fácil en una competición donde se pueden establecer unas distancias cercanas a las 700 millas entre la cabeza y la cola de la prueba.

Las comunicaciones con la organización serán diarias y las realizarán a través de un teléfono (Iridium) que permite conexiones vía satélite desde cualquier lugar del mundo, exceptuando los dos polos.

Existe un riesgo añadido ya que al tratarse de un bote pequeño en medio del mar es difícil que lo vean los barcos de gran tonelaje que hacen la ruta oceánica. Para evitar esos riesgos llevarán a bordo un sistema de Identificación de barcos (AIS) que permite ser detectado por grandes barcos y un reflector activo de radar para que lo localicen.

A la hora de marcar el rumbo que deberán tomar en cada momento llevarán un GPS (sin plotter) que proporciona información si bien les obligará a utilizar cartas de navegación. En los momentos de mayor oleaje y para la navegación nocturno estarán ayudados por el piloto automático. La preparación que están realizando para superar este reto se compone básicamente de jornadas en el gimnasio y salidas al mar en el bote por la costa de Sada. La organización de la prueba les obliga a realizar previamente un test clasificatorio de 72 horas de navegación. En el caso del Remolón les servirá para recorrer en primavera la fachada atlántica gallega entre La Coruña y Vigo.

Todas las personas con las que han hablado que ya han realizado esta travesía oceánica coinciden en afirmar que si bien es importante la preparación física, ésta supone un 20% frente al 80% de preparación mental. Por ello han contactado con Juan Carlos Álvarez Campillo, coach de Ángela Pumariega (Oro olímpico en Vela, Londres 2012), Carolina Marín (Oro olímpico en Bádminton, Río 2016) y que trabaja al lado de Julen Lopetegui con la Selección Española de Fútbol.

Asimismo el prestigioso regatista coruñés Chuny Bermúdez de Castro, participante en 6 regatas de vuelta al mundo a vela y vigente ganador de la Volvo Ocean Race a bordo del Abu Dhabi, les dará su apoyo y asesoramiento basado en su experiencia navegando en condiciones extremas.

LA EMBARCACIÓN, 'EL REMOLÓN'
UN BOTE DE SIETE METROS DE ESLORA POR CASI DOS DE MANDA CONSTRUIDO EN EL AÑO 2006

La embarcación, rebautizada con el nombre de Remolón, es un bote de 7 m. de eslora por 1,95 de manga construido en 2006 en contrachapado recubierto de resina epoxi. En sus diez años ha cruzado en dos ocasiones en Atlántico con tripulaciones británicas. Bajo el nombre de 'The Reason Why' en 2007 tardó 55 días y con el nombre de 'Atlantic Song' en 2009 invirtió 77 días. Posteriormente fue completamente remozado, pasándose a llamar 'Victoria Rose', para participar en la regata de 2013 que finalmente no realizó. El bote tiene dos cabinas. Una de ellas, más grande, en la popa que funciona como habitáculo y se puede cerrar herméticamente. En la proa cuenta con otro compartimento más pequeño que utiliza como almacén. Gracias a estas dos cabinas y a los distintos compartimentos estancos en los que está dividido, Remolón se puede considerar prácticamente insumergible. Otra característica importante es que el bote es autoadrizable, es decir, que en caso de vuelco él mismo vuelve a su posición inicial con la cubierta hacia arriba de manera automática. Esto se debe al volumen de su habitáculo y el lastre de agua almacenado en su bodega. Va provisto de dos Paranchor o paracaídas submarinos que actúa como ancla para evitar el retroceso lo más posible cuando el mar y el viento son contrarios a la dirección del barco.

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