El día que el Barcelona tenía señalado en rojo para convertirse en nuevo líder de LaLiga falló y echó por tierra su trayectoria ante el Granada, que con dos zarpazos en la segunda mitad le dio la vuelta al partido y puso patas arriba LaLiga.
El Granada hizo historia y ganó por primera vez en el feudo azulgrana en 26 partidos, un nuevo golpe de teatro de un campeonato que parece no tener dueño y muchas alternativas.
Y ahora los de Ronald Koeman, que se las prometían muy felices tras su gran trayectoria en esta segunda vuelta, ya no dependen de sí mismos y tendrán que volver a remar.
El día que el Barcelona tenía que ponerse líder jugó con siete canteranos. Ilaix Moriba sustituyó a Pedri, Sergi Roberto a Dest; y Umtiti entró por Lenglet, pero Koeman no cambió el dibujo, ni tan siquiera reservó a los cuatro apercibidos por sanción, porque considera que todos los partidos tienen su importancia cuando queda tan poco. Koeman no leyó bien el partido. Su equipo necesitaba ensanchar el campo y se colapsó por el centro y eso que apareció Leo Messi al rescate, en una acción en la que Antoine Griezmann fue el colaborador necesario.
Fue el francés protagonista en el 0-1, suya fue la asistencia a Messi que abrió el marcador. Giró el francés dentro del área y sirvió al diez del Barça, que remató al palo largo, lejos de Aarón. Pero le costó mucho a los azulgranas. El Granada jugó muy atrás, acumuló muchos jugadores cerca de Aarón y los de Koeman no tenían espacio ni conexiones.
Los andaluces, que no habían rematado a puerta, empataron en el 63, por medio de Darwin Machís. Un buen pase entre líneas de Jorge Molina, un mal despeje de Mingueza y la imposibilidad de Sergi Roberto de rectificar fue la cadena necesaria de acciones que permitió al venezolano igualar el partido.
Koeman fue expulsado en el 66 y pasó a dirigir a su equipo desde el palco y a base de notas de voz por móvil.
Desde ahí arriba, el holandés lo vio más claro y se dio cuenta de lo evidente, de que su equipo necesitaba abrir el campo, y, a dieciocho minutos del final, puso en juego a Dembélé y a Pedri y una defensa de cuatro.
Pese al dominio absoluto del Barça, el Granada dio un nuevo zarpazo. Un centro desde la derecha de Adrián Marín y un remate de cabeza de Roberto Molina en el 79 para el 1-2 y poner la Liga patas arriba.
Y así se fraguó el reset de los azulgranas, que tiraron por la borda todo lo bueno que habían hecho desde que empezó 2021, el título copero, y los únicos tropiezos ante el Cádiz y el Real Madrid. Y claro, el de ayer noche, una derrota dolorosa e inesperada.