La Segunda División B… ¿Pro?
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La Segunda División B… ¿Pro?


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Empezamos esta segunda fase de la liga más rara de la historia ganando 1-0 al Marino de Luanco y poniéndonos todos muy contentos porque llevamos 4 victorias consecutivas. Y sí, es verdad que llevamos una buena racha, aunque un pelín tarde y que ha provocado que no luchemos por el objetivo irrenunciable de principios de temporada de ascender a Segunda y lo estemos haciendo por permanecer en la tercera categoría del fútbol español. Muchos hablamos de eso, de permanencia, pero hay otros que hablan de que estamos en el grupo para “ascender a Primera RFEF” o como le llaman también “Segunda B Pro”. Y yo me pregunto… ¿de verdad va a ser una categoría profesional como nos la quieren vender?


La actual Segunda B nació, como sabrán muchos de ustedes, en 1977. Y se creó por el mismo motivo por el que ahora quieren reformarla: con el fin de que viera la luz una categoría entre esa Segunda División profesional y una Tercera División totalmente regional y amateur. Y empezaron siendo dos grupos, tal y como quieren hacer ahora. Es decir, que poco se está inventando ahora con esta reforma que nos plantean. Aunque eso sí, el fútbol y la profesionalización de la Segunda B de 2021 no tiene nada que ver con el fútbol de 1977. Ahora hay en esta categoría campos mucho mejores que muchos patatales de Segunda A de 1977. Ahí hemos mejorado, qué duda cabe.


Posteriormente, de esa Segunda B de dos grupos se pasó en 1986 a un grupo único de 22 equipos con el fin de hacerla una categoría ‘de élite’ dentro de un fútbol casi amateur. Fue aquel año en que en Primera y Segunda se inventó una especie de playoff al acabar la liga regular y que provocó, entre otras cosas, que el Depor no ascendiese aquel año. En esa temporada 86-87 los 22 equipos de Segunda B, muy modestos en su mayoría y con presupuestos muy ajustados, se vieron en la tesitura de jugar una liga de 42 partidos con desplazamientos a cualquier punto de España con las infraestructuras de 1986 y el coste que suponían esos desplazamientos. Consecuencia: un fracaso de experimento.


Y ya a partir de la temporada 1987/88 pasamos a los 4 grupos de 20 equipos que tuvimos hasta el año pasado. El fracasado experimento del año anterior hizo pensar a nuestros dirigentes federativos que lo mejor era hacer divisiones geográficas y así abaratar y acortar desplazamientos. Se pasó de 22 a 80 equipos. Y claro, ascendieron un montón de ellos de Tercera División. La intención no era mala, pero la realidad es que en muchas ocasiones los grupos quedaban un poco ‘raros’. Con los andaluces no había problema, eran muchos y casi llenaban un grupo entero junto con algún extremeño o algún murciano. Los catalanes y valencianos siempre iban juntos en otro grupo. Y en cuanto al grupo I, el de los gallegos… pues ahí hemos tenido de todo. El año pasado nos juntaron con madrileños, baleares, canarios y asturianos, pero no con castellano-leoneses. Poco criterio geográfico es ese. ¿Y en qué ha acabado siendo esa Segunda B de 4 grupos? Pues en muchos casos un pozo sin salida para equipos históricos como el Real Murcia o el Hércules o que tardaron hasta seis años salir de ahí, como le pasó a la UD Las Palmas en su momento. Y para otros equipos muy modestos que no podían permitirse tantos desplazamientos fue un motivo de ruina, llegando algunos a abandonar la competición.


Ahora luchamos para estar el año que viene en esa Primera RFEF o Segunda B Pro. Veremos si en 2021 se plantea como una verdadera categoría profesional, donde existan ingresos (televisivos, sobre todo) que permitan competir con garantías. De momento es a lo que podemos aspirar.

La Segunda División B… ¿Pro?

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