Lionel Scaloni no necesita buscar demasiado en su memoria para hablar del Deportivo. Esta vez ha sido en el programa del canal de twitch de Siro López, 'El VAR de Siro', en donde lo ha hecho con la naturalidad de quien recuerda una etapa vital, con el cariño de quien fue feliz. El técnico que llevó a Argentina a lo más alto del fútbol mundial, no esconde lo que siente cuando le preguntan por el Dépor. “El club que más me ha marcado es el Deportivo, sin duda”, confiesa sin titubeos, “se puede decir que soy deportivista y coruñés. Seguro”.
Aunque no descarta dirigir un club en el futuro, Scaloni admite que no se ha fijado plazos. Está cómodo con su vida actual, donde la Selección Argentina le permite una cercanía con su familia que valora profundamente. Aun así, cuando surge el nombre del Dépor, no se esconde: “Es que tienes que entrenar al Dépor. Si no no te lo perdonaríamos nunca”, le dice Siro entre carcajadas recordando las palabras que dijo Scaloni sobre dirigir algún día al club blanquiazul. Él sonríe y acepta el guante: “En algún momento lo haré”.
El vínculo va más allá del césped. En A Coruña se hizo hombre. Llegó siendo un niño junto a su hermano y encontró algo más que un equipo de fútbol. “Nos abrieron las puertas, pero también nos entregamos al club y a la ciudad. Era imposible no sentirse uno más”. Cuenta con nostalgia cómo se mezclaban con la gente, cómo iban al Tortoni o al Manhattan como cualquier coruñés, cómo vivieron una época dorada que justo en estas fechas tan señaladas seguimos recordando con una sonrisa en la cara.
“Jugar por la noche en Riazor era mágico”, recuerda. Los partidos en el feudo blanquiazul eran electricidad pura. El campo lleno, la grada empujando, los rivales intimidándose. “Cuando tocaba ir a Riazor, todos decían ‘vamos a ver qué podemos hacer’. Era difícil ganar allí”.
Scaloni no esconde cierta espina clavada: “Podíamos haber ganado algo más. Éramos mejores incluso que el Madrid o el Barça de entonces. El Valencia nos hizo sombra y nos ganó dos ligas, pero ese Dépor jugaba muy bien y sabía competir”.
Habla del césped rápido cuando llovía, de la calidad del grupo, de la mezcla de talento y garra. Y revive con pesar las eliminatorias perdidas ante Leeds o el Porto de Mourinho. “En Leeds no competimos, y en casa casi remontamos. Contra el Porto fue distinto, estábamos a las puertas, pero ellos sabían perfectamente lo que hacían”.
El seleccionador argentino nunca esconde su deportivismo y su disposición a entrenar algún dia a la entidad blanquiazul, mientras, el deportivismo anhela que ese momento llegue más pronto que tarde, con el deseo de ver a una de sus leyendas más queridas dirigir a un equipo campeón.