Este año estamos para pocas bromas. Todos lo sabemos. Y por supuesto, una de las cosas más negativas que ha traído el jugar en Segunda B es que tendríamos que jugar contra el filial del eterno rival. El partido de Riazor fue la primera gran prueba. Ver como el eterno rival al que te vas a enfrentar lleva la “B” como coletilla al nombre. Una humillación. Y ya para colmo va y te gana merecidamente. No se podía caer más bajo. En ese momento lo mejor que se podía hacer era cerrar los ojos, taparse los oídos y tirar para adelante. Y eso fue lo que hicimos.
Y llegó el partido de la segunda vuelta. Al menos por estos lares nadie tuvo la osadía de nombrar la palabra “derby” en ningún instante. Sólo se hablaba de ganar el partido e intentar remontar la mediocre temporada que estamos haciendo. Ya bastante vergüenza es jugar en el campo de Barreiro. Y he aquí que llega el autobús del Deportivo y nos esperan con tres mariachis acompañados de un ataúd con los colores deportivistas. Era de esperar que alguna gracieta nos tuvieran preparada. Es lo lógico. Nosotros hubiésemos hecho lo mismo si fuesen ellos los que cayeran a la Segunda B. Pero vaya, que lo de los mariachis como que nadie se lo esperaba. Estuvo graciosa la cosa, sinceramente. Menos gracia tuvieron ciertas pintadas ofensivas que aparecieron en los edificios cercanos. Pero allá ellos. Después del partido las pintadas quedan allí y los que se quedan con las paredes enguarradas son ellos, que nosotros nos volvemos para Coruña donde también vamos bien servidos de pintadas por toda la ciudad, por cierto.
Y el partido ya lo vimos todos. El comentarista de la TVG que parecía lamentar los goles del Deportivo por su forma de retransmitirlo. En el penalti incluso no llegó a decir la palabra “gol” en ningún momento y lo primero que dijo al entrar el balón era que a punto había estado el portero de parar el balón. Y en cuanto al encuentro, no hubo pique ninguno, el juego fue limpio y correcto, ninguna entrada a destiempo… que allí no había ningún derby, vaya. Lo único lo de jugar en ese campo, que para un deportivista es una humillación. Ah, y otro detalle: en la casa que había enfrente cambian las sábanas los fines de semana y las tienden para que se sequen los domingos por la mañana. Toda Galicia pudo comprobarlo gracias a la retransmisión televisiva.
Insisto. En las redes sociales se le dio cierto bombo al tema de los tres mariachis. Pero no creo que tuviera mucha importancia. Nosotros habríamos hecho lo mismo o algo parecido. Y sinceramente, después de ganar 0-3 pues hasta nos hizo gracia. Y hasta nos sirvió para hacer algunos memes con la imagen de Miku enseñando tres dedos de su mano al marcar el tercer gol y comparando esos tres goles con los tres mariachis. Y como siempre, hubo que recordarles quien ha reinado con sus títulos. Algunos allí dicen que las copas en VHS no valen, pero menos vale todavía no tener ni una triste copa de cristal de la que presumir. Ni en VHS ni en nada.
Esta semana no jugamos. Miraremos de reojo el partido de Ferrol y aguardaremos a que el Guijuelo pueda esta tarde rascar algo ante el Racing. Ya nos tocará la semana que viene jugar un partido decisivo y ya hablaremos toda la semana de él. Es nuestro sino, todos los años jugamos partidos decisivos cada dos por tres. Es lo que tiene este Depor de la última década, que siempre vive en el alambre.
