Como siempre, pero diferente
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Como siempre, pero diferente


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Llega el momento de volver al río y hay quien lo hace después de mucho tiempo, más de los seis meses de veda protocolarios.


Volvemos al río, volvemos a pescar; es un ejercicio de libertad donde tu te marcas tus propias exigencias y obligaciones.


Gozemos, disfrutemos, vivamos el mágico momento de acercarnos de nuevo al río. Y si la máxima expresión de la felicidad acaba en canto, cantemos O Miudiño o A Rianxeira, pero cantemos, porque volvemos a pescar.


Será una temporada como siempre pero marcada por las restricciones y por todas las medidas preventivas que debemos asumir y ejercer. Es una temporada de compromiso social y obligaciones cívicas.


Abre la pesca, una actividad que es practicada por una ingente cantidad de gallegos y algunos románticos que vienen de fuera con las recomendaciones y obligaciones propias del estado actual.


Yo me reiré cuando, en el primer lance con la Thomas&Thomas WhistlePig Special Edition que me acaban de regalar, deje una virguería del Maestro Longo a cinco metros de altura, y otros se reirán cuando pierdan la primera cucharilla, o se le escape la primera trucha, o con el primer chapuzón; y nos reiremos todavía más con el pulpo y el bocata de chorizo o de alcriques.


Por contra, los del turbante (bienaventurados ellos, que desconocen su fanático delirio) pescarán enrocados en sus pretensiones fascistoides y totalitarias. Pescarán con su efermiza animarversión, su inquina, su odio, su envidia y su desdeño a la mayoría. ¡Cuán lejos quedan estos comportamientos de los valores de la pesca!


Llega la desveda, momento feliz, día de alborozo e incontenida algarabía, volvemos al río, nos esperan las truchas y la magia de la pesca. Y, además, llega en un momento muy delicado, cuando los ánimos pandemiales ya van haciendo mella en la psique de las gentes. Dentro de un orden, Moralejo Dixit, vayamos al río, gocemos abiertamente de nuestra pasión, vivamos la ilusión de cada lance con la emoción que ello comporta y seamos tan felices como podamos.


Feliz temporada a todos, aunque a los del turbante no hace falta que le desee nada porque, parafraseando a Machado, ya son felices con su sombra y su locura.

Como siempre, pero diferente

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