Quizás la derrota frente al Racing aclare un poco más el futuro del Depor. Prácticamente agotadas las posibilidades de ascender a Segunda queda hacer borrón y cuenta nueva sin perder de vista el desenlace de la competición. En efecto, esto no ha acabado y los blanquiazules todavía deben de pelear por mantener el paupérrimo estatus de equipo de tercera categoría nacional y evitar caer a divisiones inferiores.
En A Malata se evidenció que el conjunto de RDLB es incapaz de mantener la tensión competitiva durante los 90 minutos y, más grave aún, no hay manera de hacerle un gol al rival. Y todavía quedan tres partidos nada fáciles ante equipos que se la juegan y que han demostrado tanto o más que el coruñés. El próximo duelo ante el Pontevedra decidirá a cuál de los dos le espera el amargo puesto que conduce a bajar una o dos categorías.
Más tarde toca visitar al Celta B, conjunto que marcó el inicio de la debacle deportivista, para terminar contra el Zamora en Riazor que, al igual que los vigueses, opta a los puestos de ascenso. Vamos, que la situación es complicada tras certificar que al Depor le cuesta un mundo ganar a cualquiera.
Pero el problema inmediato lo tiene Abanca. La entidad financiera, dueña del Club tras la capitalización de una parte de su deuda, intentará revitalizar el RCD para tratar de recuperar todo o parte del crédito concedido a la entidad herculina.
La realidad más inmediata situaría al Depor en la tercera o cuarta categoría nacional, siendo posible que milite hasta en la quinta. De cara a la temporada 2021-2022 deberá aligerar gastos y reducir el presupuesto ya que sería inviable defender las cifras invertidas hasta hoy fuera del fútbol profesional.
A falta de conocer los planes del nuevo Consejo de Administración, todo parece indicar que se rescindirían contratos de larga duración comprometidos con algunos jugadores esta temporada y firmados con la idea de un retorno inmediato a Segunda. Por otra parte, y pensando en un proyecto al largo plazo, se completaría la plantilla con los fabrilistas. En este capítulo hay que reseñar que las únicas alegrías del primer equipo hasta la fecha han llegado del filial. Futbolistas como Villares, Rayco, Adri Castro, además de los incorporados el pasado año como Mujaid y Gandoy, son, a día de hoy, la mejor garantía de futuro.
A la ‘Propiedad’ sólo le queda confiar en la cantera para iniciar un nuevo proyecto de futuro porque tiene su dinero invertido en el RCD, que a su vez le debe una importante suma de dinero. La opción de liquidar el patrimonio del Club tendría poca chicha: un piso en la Plaza de Pontevedra y poco más porque el Estadio de Riazor es propiedad municipal y la titularidad –o usufructo– del Playa Club y la ciudad deportiva de Abegondo es algo indescifrable.
@pgarcia_ramos
