Pues el fútbol ya está en faena. Hoy arranca la temporda 2020-2021, la Primera y Segunda División. Las ligas profesionales. Da un poco de no-sé-qué saber que se inicia sin el concurso del Depor, uno de los clásicos y de los pocos clubes que pueden lucir títulos en su curriculum vitae.
El deportivismo ya asume que toca una temporada complicada, porque con los nuevos sistemas en la categoría de bronce del fútbol español volver a las competiciones profesionales no será un camino de rosas ni un paseo militar. Cierto que el Depor tiene nombre, pero ya hemos comprobado en las últimas campañas ligueras que con el nombre no se ganan partidos.
Este fin de semana se nos hará un tanto extraño saber que habrá fútbol y los blanquiazules serán los grandes ausentes. El aficionado en general, dolido por el trato recibido en el club por parte de la LFP y el CSD, poco a poco se va resignando y aceptando la nueva situación. El apoyo a las acciones del club contra el maltrato recibido es unánime, sin fisuras.
Ahora lo que de verdad preocupa es el modelo de gestión, sobre todo en la parte deportiva, que a la vista de las últimas temporadas fue lo que se reprocha. No hubo acierto ni en el rendimiento dado por las adquisiciones de futbolistas ni en los entrenadores contratados para dirigir los distintos proyectos puestos en marcha por los últimos consejos de administración.
El nuevo Consejo de Administración, liderado por Fernando Vidal, estuvo muy cerca de conseguir la permanencia después de coger al equipo en una situación lamentable y hundido en la cola de la clasificación. El partido ante el Extremadura echó por tierra las esperanzas y luego Javier Tebas se encargó de dar la puntilla final con la cacicada en la última jornada. Lo dicho, solamente falta tener una buena gestión deportiva.