Ante la incertidumbre, pelea
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Ante la incertidumbre, pelea


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El problema judicial y sanitario que ha causado la inconclusa última jornada de Liga, crece día a día y afecta cada vez a más equipos. La inicial resolución de la LFP ha generado un problema –vital para algunos clubes- que deberá resolver la Liga con la obligación de no perjudicar a los damnificados.

Entre medias se celebró la Asamblea que deja al RCD con un nuevo accionista mayoritario como compañero de viaje en este delicado momento. La decisión aprobada de manera mayoritaria por los accionistas supone riesgos -¿qué club del futbol profesional no los tiene?- y también un balón de oxígeno para las atribuladas cuentas del Club, más si cabe con la posibilidad de perder la categoría y abandonar el fútbol profesional. Porque ¿sería sostenible el Deportivo en la B con la deuda que acumula? ¿Sería posible encontrar un inversor en esta situación? Pues entonces, del mal, el menos y en cuanto a fiabilidad, parece preferible un banco con sede en la ciudad y al que confían sus ahorros cientos de miles de gallegos que a desconocidos inversores de lugares remotos e intenciones ocultas.

Volviendo a los problemas derivados de la nefasta y arbitraria decisión de Javier Tebas, habrá que esperar a que se manifiesten los órganos federativos (no se descarta la actuación del CSD) para solucionar esta situación de caos generada y que afecta de manera especial al Depor.

Se vislumbran dos escenarios. La opción deseada de permanecer en la división de plata al lado de un nuevo socio financiero que daría paso a un nuevo y, esperemos, sólido proyecto deportivo diseñado para devolver al RCD a la Primera División. Este proyecto del nuevo Consejo, que desembarcó en la Plaza de Pontevedra con el equipo en la peor posición que se recuerda, contaría con el respaldo financiero de Abanca. Y esto significa, ni más ni menos, que volver a soñar.

El escenario más lúgubre situaría a los blanquiazules en Segunda B, fuera del fútbol profesional, algo insospechado en uno de los clubes más grandes del futbol español, en concreto el octavo en título nacionales. Con casi 115 años de historia, una ciudad volcada con más de 20.000 abonados, un estadio que supera las 30.000 localidades, y una sala de trofeos al alcance de muy pocos, al deportivismo no le queda otra que pelear, pelear y pelear en todos los frentes para seguir adelante.

Es previsible que para salvaguardar la limpieza y equidad de la competición, la justicia deportiva se haga eco de las razones objetivas que asisten al RCD, sujeto pasivo en una rocambolesca decisión de Tebas. En caso contrario la justicia ordinaria colocará a cada uno en donde le corresponde.

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