Parece que el punto álgido de la pandemia en España se ha conseguido y la alerta sanitaria empieza a remitir tímidamente, siempre con las debidas precauciones y ante la amenaza latente de un posible repunte. Esto no significa relajar las medidas de higiene y seguridad recomendadas para evitar la propagación del virus pero si empezar a pensar de qué manera será producirá la ansiada desescalada.
Ante esta situación los responsables de los sectores cuya actividad sigue afectada por el Estado de Alarma diseñan el reto de la vuelta a la normalidad. Una planificación obligatoriamente cautelosa debido a la dinámica imprevisible de la evolución del Covid 19.
En el caso que nos ocupa, el deporte en general y el fútbol en particular, los organismos nacionales e internacionales se han puesto manos a la obra para intentar vislumbrar esos nuevos escenarios que permitan retomar las competiciones ya iniciadas. Hay que señalar que los fuertes compromisos económicos del fútbol profesional obligan buscar una salida que permita salvar, de alguna manera, la temporada.
Esta misma semana Rafael Alonso (abogado coruñés especializado en Derecho deportivo), ponía negro sobre blanco al comentar en una emisora de alcance nacional que una posible suspensión de las competiciones generaría una avalancha de demandas en los juzgados, dejando claro la inviabilidad de la cancelación de dichas competiciones, algo que nos llevaría a un problema de consecuencias inabarcables.
Los organismos más involucrados, como es el caso de la UEFA como la LFP, trabajan en la confección de un calendario para resolver las competiciones. Parece indiscutible que éstas se reanudarían a puerta cerrada. La UEFA baraja el mes de agosto como fecha más probable para resolver la Champions League. Se disputarían todos los partidos pendientes en un plazo muy corto de tiempo que acabaría consagrando al campeón a final de ese mes.
La LFP tiene una previsión detallada de los plazos y condiciones para reanudar la Liga: partidos a puerta cerrada en mayo, análisis de posibles infecciones del corona virus a jugadores y sus familiares, así como otra serie de medidas que permitan salvar algo de los miles de millones que se reparten en derechos televisivos.
Como siempre la realidad marcará su ritmo para que esto sea factible. Son muchas las circunstancias que sin duda habrá que tener en cuenta. Por un lado están los intereses de los propios clubes, por otro el del sindicato de futbolistas (recordemos que los contratos se firman hasta el 30 de junio) y, por último pero en este caso el actor más determinante, es el dictamen del Gobierno que deberá de ir marcando las pautas de esa vuelta la normalidad. Mientras tanto, cuídense.