Parece que estamos inmersos en un juego de tronos. La guerra fría entre la Liga Nacional de Fútbol y la Real Federación Española es más que evidente. Así, el ‘caso Fuenlabrada’ lo que vino a confirmar y evidenciar son sus desavenencias y desencuentros.
El Depor está justo en el centro de la tormenta perfecta entre la Liga y la Federación. Lo único que defiende el club coruñés son sus derechos, que se vieron pisoteados el pasado 20 de julio por el titular del que debería velar por sus intereses. Javier Tebas, que para él el dinero está por encima de la salud pública, decidió ‘sacrificar’ a los blanquiazules al entender que “era lo mejor para todos”.
El dirigente tiene un claro objetivo y no lo esconde, aumentar su poder en el fútbol español. Tanto es así que se habla de que ‘patrocinó’ a candidatos a la Federación Española para contar con un mayor control sobre el ente federativo, ya que hasta la fecha es lo único que le falta.
Al fútbol profesional lo tiene bien atado. En principio el presidente de la Liga es nombrado por acuerdo de todos los clubes y Tebas para eso es un auténtico maestro. Superó siempre la oposición de los grandes con un acuerdo tácito entre ellos, para luego centrarse en conseguir el favor de los considerados ‘pequeños’, que son la mayoría. El patrón del fútbol profesional empezó su carrera desde muy abajo, siendo representante legal de equipos pequeños. Así asumió la vicepresidencia, trabajando desde su despacho legal y haciendo favores a los clubes que lo requerían.
Cuando alcanzó la presidencia profesionalizó toda la estructura y se blindó. A nadie se le ocurre cuestionarlo, incluso en muchos círculos se dice que la Liga la componen Real Madrid, Barcelona, Atlético y Tebas... Ese poder lo logró recaudando muchos millones y repartiéndolos. Los presidentes son fieles a él, porque él es dinero.