En este país nadie se lleva las manos a la cabeza. Los políticos pueden estar cometiendo grandes barbaridades, sin embargo sus gabinetes de comunicación tiran de la propaganda fácil para que todo el mundo trague. Son tiempos complicados para la lírica y para el deporte español, donde pasa absolutamente lo mismo. Es un calco a la triste realidad de nuestro día a día, un fiel reflejo al estar en manos de gente poco preparada y, lo que es peor, sin escrúpulos.
El Consejo Superior de Deportes (CSD), que debería velar por el buen orden y los valores que emanan de la propia actividad deportiva, se ha convertido en un instrumento al servicio de los poderosos. Echen un vistazo unos pocos años atrás. Miguel Cardenal abandonó la presidencia del órgano gubernamental y acabó en la operadora Mediapro del potentado Jaume Roures, después de realizar un gran trabajo como responsable del deporte español en favor de la productora de su actual jefe. Y así con todo.
Hoy el máximo órgano del deporte español está en manos de los fuertes, ya que en el mismo trabajan personajes que han demostrado con creces en el ‘caso Fuenlabrada’ sus ‘preferencias’. Su actual presidenta, Irene Lozano, ha evidenciado ser un mero adorno y que para lo único que sirve es para posar y entregar premios para la foto. Está haciendo tantos méritos o más que Cardenal y veremos en qué empresa le dan cobijo cuando alguien se dé cuenta de que el CSD le queda muy grande. Y es que Javier Tebas no deja tirado a nadie de los que él considera que han trabajado para su causa e Irene Lozano se ha dejado la piel en dicho empeño.
Ahora se sabe, aunque siempre se ha sospechado, que el presidente de la Liga de Fútbol Profesional paga con el dinero de los clubes a los mejores gabinetes jurídicos de España para defenderse. ¡País!