El depor cayó a la categoría de bronce. Es estéril discutir o analizar los motivos, aunque todos estaremos de acuerdo de que el principal ha sido uno: que todo se hizo rematadamente mal desde hace mucho tiempo. Cierto es que el club mejoró su imagen, modernizó íntegramente su estructura y que se frenó la sangría económica. Nadie puede ponerlo en tela de juicio, pero no se pusieron los mismos esfuerzos en la parcela deportiva. Un desastre total.
Tarde o temprano tendremos que hacer un análisis en profundidad, pero es bueno recordar que el Depor, desde enero de 2014, fue a peor en todos los sentidos en la parcela deportiva. Se logró el ascenso a Primera. Luego, después de cuatro cursos rozando el descenso, se cayó a Segunda. Lo del último año fue un auténtico escándalo, un presidente que se va dando un portazo, otro que se rinde y ahora un Consejo de Administración con un problemón de los gordos.
Sin embargo, a pesar de los pesares, soy de los que creen que el Depor necesita hacer un reseteado en toda regla. Echar el freno de mano, sentarse con tranquilidad y poner en marcha un proyecto de futuro empezando desde cero. Considero que se están poniendo los medios necesarios, al contar con un nuevo coordinador de la cantera y hacer en el filial cambios reales. La llamada a futbolistas que han significado mucho en la historia del club, como Fran o Valerón, es una apuesta segura. Solo hay que tener paciencia para que lo que se siembre sea aprovechable de verdad.
Estos días estamos viendo como algunos echan a correr lejos de la Segunda B. Los que realizaron una temporada asquerosamente infumable ‘escapan’, les puede más la nómina que el escudo. Esto es lo que de verdad se necesita cambiar, futbolistas que peleen por unos valores, los de su club. Eso de “equipo de mi vida” e irse, cantos para la galería. Populismo barato.