Pese a la ventaja en el marcador, los de Natxo González flojearon mucho a lo largo del partido. Les costó tener el balón en su poder y eso se tradujo en llegadas fáciles del Córdoba, que buscó con ahínco el gol y se encontró con un Dani Giménez enorme. El guardameta del conjunto blanquiazul fue, sin duda, el auténtico protagonista del duelo de anoche en el campo andaluz.
La razón de que el Depor sufra y pierda el control de los partidos está sencillamente en que el centro el campo deja mucho que desear. En una palabra, que el famoso rombo hay que perfeccionarlo para hacer valer el resto de las líneas.
Pero el fútbol es así. El Depor tiró a lo largo del partido dos veces, ambos de Quique González, entre los tres palos y entró al fondo de la red el primero.
Mientras que el Córdoba lo intentó casi en una docena de ocasiones y se encontró con el guardameta deportivista. Una pesadilla para los delanteros locales.
Lo que está claro es que es muy complicado hablar del arbitraje. No se puede entender que en un partido se expulse a dos jugadores y a un entrenador casi de golpe, lo que pone de manifiesto lo difícil que es esta categoría aunque juegues ante el colista. El Depor no supo ni pudo tener más el control y el Córdoba se encontró con todo a su favor.