P ara muchos, incluido más de un plumilla, han tenido que pasar nada menos que 20 jornadas para darse cuenta que este Deportivo, compuesto deportivamente —fichajes, traspasos y cesiones— por Carmelo del Pozo, en calidad de director deportivo, no tiene ni actitud ni aptitud para vestir indumentaria de Segunda. Por cierto, yo vengo insistiendo en ello desde la segunda jornada de Liga.
Pero lo más triste es que a estas alturas el equipo, al que se le dio mucho bombo cuando se hizo cargo de su dirección técnica, el entrenador Luis César Sampedro, no funciona. Y los resultados son bien claros, con 4 puntos de 30 posibles —10 partidos— colocan al despedido Juan Antonio Anquela en el altar, con 8 puntos en el mismo número de encuentros disputados.
Sin embargo aquí nadie da marcha atrás, todos siguen ahí...y a seguir esperando el milagro, con una situación lamentable y sin apenas visos de que algo cambie, mientras que jugadores con algo de aptitud (entrega, calidad y decisión) siguen calentando banquillo o el duro cemento de la grada, como son Montero, Gaku, Mollejo, Borja Valle, Beto da Silva, el trío del Fabril, Valín, Mujaid y Gandoy. Pocos más pueden salvarse como lo han demostrado en los veinte partidos que sólo nos han deparado 12 puntos. Y menos mal que bajo palos está un profesional de verdad como es el vigués, sí vigués, que es Dani Giménez, que tantos goles nos evitó a lo largo de toda esta primera vuelta.
Cómo quieren, los máximos responsables de la entidad, que el deportivismo se vuelque en el Abanca-Riazor. ¿Para ver y vivir estos lamentables espectáculos que nos vienen ofreciendo los que están acabando con los euros que hay en cuenta?. Sí, ya sé que soy duro, pero es que cada jornada que pasa más cerca veo la nueva categoría que le espera al club.
Y esta noche, a las nueve, vuelve el Tenerife —otro de la zona baja— que se presenta en La Coruña con nuevo técnico y que intentará todo lo posible para arrebatarnos otros tres puntos. Por supuesto que el deportivismo, estoy seguro, seguirá ocupando sus plazas en el Abanca-Riazor, y a los que se vistan de corto, lo de siempre y a por ellos... ¡Forza Dépor!.
P.D. - Qué semana, la pasada, que por motivos personales, me la pasé ante la pequeña pantalla. Para empezar, la gala del Comité Olímpico de España, con el orensano Alejandro Blanco Bravo al frente, de lo que poco he visto escrito, pero que me causó una gran sorpresa, no solo por los premios deportivos sino también por su organización y desarrollo. Es obligado felicitar a Alejandro Blanco. Y, para cerrar los acontecimientos, la final del Mundial femenino de balonmano, dónde una peculiar árbitra francesa condenó a las ‘guerreras’ españolas ante Holanda (30-29). Digna medalla de plata.