En la cultura japonesa sonreír es algo que está muy arraigado. Desde la infancia se les inculca el hecho de ponerle una sonrisa en general a la vida, ante cualquier persona y circunstancia. Incluso existen empresas que miden la sonrisa y características de sus empleados y les enseñan a sonreír correctamente. Por ello, teniendo en cuenta ese rasgo cultural de una sociedad en la que se premia la armonía, chocaba ver a Gaku Shibasaki con permanente gesto serio tanto en los partidos como en los entrenamientos. Apenas algún atisbo de sonrisa en su presentación y poco más.
Pero desde la llegada de Fernando Vázquez, que mantuvo la racha de victorias que había iniciado Luis César Sampedro, todo ha cambiado. Ha cambiado en los puntos que tiene el Depor, en las sensaciones en el campo y en el ánimo de afición y futbolistas. Y ahí es donde hemos descubierto la sonrisa de Gaku, al que el de Castrofeito está recuperando a base de confianza y a saber qué trucos del técnico gallego. Sea como fuere ahora lo complicado es no ver al nipón sonreír en la fotografías. Ya sea en los entrenamientos o en los partidos, como cuando alucinaba con el tanto de Çolak ante el Racing de Santander, Gaku es ahora la sonrisa personificada.
Y en cada partido se atreve un poco más, como contra a UD Las Palmas, en la que de un robo suyo pudo llegar el segundo del Depor, o incluso él disparó demasiado desviado, solo en el área.
Obviamente las buenas dinámicas ayudan a que las sonrisas salgan, pero su caso ha sido tan notorio, tan claro, que no deja de ser sorprendente y habla del actual ambiente que se respira en el seno de la plantilla. Un plantel que no creía en él y condenado a penar hasta final de temporada y que ha pasado a empezar a dejar atrás el fantasma del descenso, guiado por un capitán que tenía fe en la nave blanquiazul, cuando nadie la tenía.