Seamos claros, en Tarragona al equipo se le exigía, como mínimo, alejarse del fútbol tan mediocre que exhibió en Alcorcón, que, además, supuso la primera derrota de los blanquiazules en el torneo. Creo que dicho objetivo se logró con creces. En el duelo de ayer se vieron cositas al Depor, incluso como se complica la vida en tareas defensivas, algo que fue aprovechado por su adversario, ya que en una de esas extrañas pérdidas hizo el primer gol.
Pero también es verdad que los de Natxo González saben crear peligro en ataque y generar buenas ocasiones, que permitieron a Quique González dar otro paso de gigante para convertirse, de seguir así, en uno de los aspirantes a máximo artillero de la categoría de plata estatal.
Pero no hay que olvidarse de algo importante, que el Depor sigue demostrando que es un equipo en construcción y que la victoria sobre el Nàstic, que estaba muy mermado por las bajas, es un paso más para cimentar el ansiado regreso a la Primera División en Riazor.
La lesión de Fede Cartabia fue lo más negativo y eso es algo que preocupa y mucho. Lo positivo, la pegada lejos de la bombonera blanquiazul, algo que ayudará a que el equipo adquiera la confianza necesaria para seguir creciendo en todos los sentidos. Ese es el camino.