No sé cómo habrá caído, entre los anti Mel (directivos del club, medios de comunicación y no pocos seguidores), el 2-1 al Getafe el sábado. No habrá arrepentimiento aunque sí algo de remordimiento y más de uno se sonrojará, al menos creo yo. Recuerdo que, allá por el mes de marzo de la pasada temporada, con el Deportivo rondando las plazas del descenso, no pocos, cuando el nuevo técnico se hizo cargo del equipo y sumó siete puntos en tres partidos, frente al Atlético de Madrid (1-1) en Riazor, 0-1 en El Molinón y 2-1 ante el Barça, también en casa. Para esos era “el milagro de Pepe Mel” . Yo aún me sigo preguntando que decisiones tomó entonces el nuevo técnico blanquiazul para conquistar a la plantilla y sumar aquellos siete puntos que, queramos o no, resultaron ser un ‘colchón’ más que importante y que contribuyó a mantenernos en la máxima categoría del fútbol español.
Ahora, aquel milagreiro, que diría el castizo, debe ser el demonio para la legión de antis. Lo cierto es que se mejoró el plantel, pero para el técnico con muchas caras nuevas. O sea jugadores que él no pidió y apenas conoce, y que más de uno ni puñetera falta que hace. Casi la mitad de los que el sábado se enfrentaron al Getafe están en el grupo, como fueron el portero Pantilimon, y los jugadores de campo como el suizo Fabián Schar, los dos Fede, Cartabia y Valverde, y el goleador Lucas Pérez, alguno todavía con carencias en la adaptación al grupo, pero que van cumpliendo dada su indudable calidad.
Una página que hay que superar cuanto antes, por supuesto dejando tranquilo al máximo responsable técnico y exigir, lo que hay que exigir, a los que se visiten de corto para ir respondiendo a lo que demanda el calendario. El equipo ha dado un buen paso ante el Getafe, uno de tantos de ‘su’ liga, pero sin bajar la guardia lo más mínimo en lo que falta de competición. Hay plantilla para aspirar a algo más que mantenerse en la categoría, pero son ellos los que tienen que ponerse las pilas, como se dice ahora, para responder de la mejor forma posible a ese entregado deportivismo que lo sigue por donde quiera que vaya.
Hasta la próxima cita, el 15 de octubre en Ipurúa frente al Eibar, hay mucho que matizar y mejorar, desde la portería, a cargo del entrenador de porteros, Manu Sotelo, y para el resto de la plantilla la labor del cuadro técnico, incluidos los preparadores físicos, cuyo trabajo es de notable rendimiento para el buen hacer más allá de los 90 minutos de cada partido. Quedan alrededor de dos semanas, incluido un amistoso de por medio, que bien aplicadas seguro que en feudo eibarrés el Deportivo, de hasta ahora, nos dejará sorprendidos a todos.
Hoy, para ellos, los jugadores, se abre una semana de intensa e incluso novedosa actividad que, poco a poco, partido a partido, debe situar y afianzar al Deportivo en la mitad de la tabla, que es su sitio real pero con amplias miras de cara al futuro. Seguro que Pepe Mel va a cumplir con sus aspiraciones, pero, por favor, dejándolo trabajar en su línea. Tanto él como el club, incluido el director deportivo, saben lo que quieren... pero trabajando sin presiones y que cada palo aguante de su vela. Hay un buen plantel, muy prometedor por cierto, que es capaz de lo mejor, o hundirse en una desidia que hoy por hoy está fuera de sus cálculos. ¡Forza Depor!