Yo quería pero la realidad me obliga. Para mí el Deportivo es más, mucho más. que una entidad deportiva. Quedan atrás más de sesenta años de seguimiento a este club y, en este nuevo parón liguero, bueno es que me permita algunas reflexiones que, por supuesto, van encaminadas a intentar aportar algo positivo a lo mucho que aún resta de competición. No se trata de rabietas ni caprichitos, sino simplemente de que mi experiencia pueda valer de algo. Con casi cubierto el primer tercio de la Liga la situación en la tabla exige serios compromisos de todos.
Estaba más que visto. En el fútbol, sobre todo en el profesional, cuando los caprichos se imponen a la realidad, pasa lo que pasa. Usted, señor Cristóbal Parralo ya lo sabía. Que quede claro que quién menos culpa tiene en la clasificación, no son los que han fallado en su cometido sobre el césped. Los máximos responsables son quienes los han fichado. Más pasos en falso así ya nos llevaron más de una vez a Segunda. Y no quiero ser ave de mal agüero, pero tiempo al tiempo...si no enderezamos la nave.
Si analizamos un poco lo visto ante el Atlético de Madrid, que más de un colega debió de ver con los gemelos al revés, los blanquiazules han sido superiores a los ‘colchoneros’, aunque en líneas generales ambos fallaron en lo mismo, tirar a gol entre los tres palos, y ahí estuvo la clave para el Deportivo que, en los últimos segundos del encuentro, encajó el triunfo visitante. Allí estaba Pantilimon, haciendo el don Tancredo, sin moverse ante el chupinazo de Thomas, con los defensas coruñeses sin oponerse lo más mínimo.
Hasta entonces, más de 90 minutos, los deportivistas manejaron mejor el partido, bien organizados y con presión constante, que parecía condenado al empate, ya que la defensa se mostró a más nivel que ante Las Palmas, especialmente Schär, Sidnei y Luisinho; por delante de la defensa Guilherme incansable y Borges un tanto desdibujado; en el medio campo, más y mejores los Fedes, Cartabia y Valverde, que el personalista Bakkali. Se hincharon de surtir de balones a Lucas Pérez, que otra vez estuvo más pendiente de los saques de esquina. De los tres recambios Pedro Mosquera y Andone, cumplieron, en tanto que Navarro apenas tuvo tiempo de entrar en juego. Lo que no entiendo es la ausencia de uno de los mejores jugadores de la plantilla, como es el turco Emre Çolak, que muy pocas veces deja constancia de su gran clase. Es una pena.
Hasta el partido de La Rosaleda malaguista, el domingo, día 19, a las 12.00 horas, queda tiempo para ir enmendando errores, entre ellos el de la portería, con Rubén Martínez ya recuperado y que el nuevo técnico le dé una oportunidad al joven Francis Uzoho, que tan buenas sensaciones dio en los dos partidos que jugó, sin olvidar que ha sido llamado por el seleccionador de Nigeria para muy próximos encuentros internacionales. Algo tendrá. ¡Forza Depor!.
P.D.- Aquí también cabe algo que fue un espectáculo en el encuentro del sábado. El técnico del Atlético, el ínclito Diego Simeone, se lució varias veces reclamando al árbitro tarjetas amarillas a jugadores deportivistas. Ah!, para leñeros los ‘colchoneros’, que fueron los que vieron más tarjetas. La mejor forma de luchar contra este lamentable y provocador espectáculo, como el del Cholo, es mostrar tarjetas a los que tanto la solicitan para un jugador rival. También existe esta costumbre entre jugadores de uno y otro equipo. Es en el fútbol español uno de los pocos dónde no se sancionan estas provocadoras actitudes. Es una vergüenza.