Cuidar los activos del RCD
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Cuidar los activos del RCD


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Semana tranquila para el deportivismo que vivió la victoria agónica contra el Guijuelo y consumó el cambio en la dirección del club.


El triunfo en Riazor aumenta la esperanza de poder colocarse entre los tres primeros y deja cierto poso de decepción después de ver como el Depor terminaba el partido encerrado en su área frente al colista que en ese momento jugaba con un hombre menos tras la expulsión de Kamal. La lectura más positiva habla de las oportunidades falladas por los blanquiazules para hacer gol además de romper la dinámica negativa de derrotas. La parte más preocupante es que el equipo no mostró la solidez necesaria para poder mirar con optimismo los próximos envites frente a equipos más potentes que el Guijuelo (Racing de Ferrol, Pontevedra, Zamora y Celta B).


Y en la Plaza de Pontevedra se consumó el relevo, abrupto pero relevo, en el timón que dirigirá el futuro inmediato del RCD. Es pronto para saber cuál es el proyecto de Abanca para el club pero cada día que pasa genera más expectativas. El nuevo Consejo tiene un perfil eminentemente empresarial y se desconoce si sus miembros mantenían previamente algún tipo de relación personal o profesional entre ellos o si coinciden en el diagnóstico y las posibles soluciones del enfermo. La evidencia es que ahora el dueño del equipo puede hacer y deshacer a su antojo al margen de la masa social y los aficionados, ya que tiene mayoría accionarial.


Esta es una situación novedosa. El Consejo saldrá refrendado por la Asamblea de Accionistas sin tener siquiera que solicitar el voto a los pequeños y medianos accionistas. Tampoco salen sus miembros elegidos de entre la masa social, si no que son impuestos por el nuevo propietario. Esto no implica necesariamente que su elección sea buena o mala pero confirma que asistimos a una refundación de la manera en la que se ha dirigido la organización deportivista. Los aficionados se podrán expresar en la Asamblea y en la grada sabiendo que nada de lo que hagan tendrá poder decisorio.


Es en este sentido donde Abanca debe de saber que el principal activo del Club –por no decir el único- son sus aficionados, que adquirieron en su día un par de acciones, pagan los abonos al principio de temporada, acuden a la Deportienda a comprar la nueva camiseta de cada año, animan al equipo desde la grada e incluso lo acompañan en sus desplazamientos. Son la esencia del RCD, su alma y sus principales clientes. Sin su apoyo sería imposible entender la existencia de una entidad que después de ser campeón de Liga desciende a los infiernos acompañada de más de 20.000 abonados. Una pasión abnegada que pocos clubes tienen en España y que la ‘propiedad’ no puede descuidar.

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