Un entierro multitudinario despidió ayer en Utrera (Sevilla) al futbolista José Antonio Reyes, fallecido el sábado a los 35 años en un accidente de tráfico. Sus restos mortales fueron incinerados después de la misa de “córpore insepulto” que se ofició en el día de ayer en la iglesia de Santa María de la Mesa de Utrera, su localidad de nacimiento.

El cuerpo de Reyes había sido anteriormente velado en el Ayuntamiento utrerano, del que salió ayer a las nueve de la mañana hacia el templo cubierto con una enseña nacional y la bandera del Sevilla, el club en el que se formó y en cuyo primer equipo militó ocho temporadas en dos etapas.

Muestras de cariño
Miles de vecinos contemplaron el paso de la comitiva fúnebre y prorrumpieron en una cerrada ovación a su paso.

Todas las banderas ondearon media asta en señal de duelo en Utrera, cuyo alcalde decretó dos días de luto oficial, y donde numerosos ciudadanos mostraron sus condolencias a la familia de Reyes, 21 veces internacional absoluto, y que jugó en algunos de los clubes más importantes de Europa.

El portavoz de la familia del futbolista, Antonio Fermín Díaz, envió a varios medios de comunicación un escrito donde traslada el “sincero agradecimiento a todas aquellas personas, entidades, instituciones, equipos de todo el mundo y, especialmente, a la Casa Real” por las muestras de cariño al conocerse el fallecimiento.

Expresó gratitud a quienes “acompañan en el duelo” a la familia, “así como a los que por medio de distintas redes sociales enviaron mensajes de consuelo”, con mención especial al “Sevilla y al Excelentísimo Ayuntamiento de Utrera”.

El “exceso de velocidad” es la primera causa que se baraja para explicar la salida de la vía del vehículo en el que viajaba Reyes, que se incendió tras dar varias vueltas de campana.