Los llaman ‘el tejido social’ del deporte español: son los 67.500 clubes deportivos donde se forman, pulen y entrenan desde los niños que empiezan hasta los profesionales que apuntan a los Juegos Olímpicos, sin olvidar a los aficionados que llenan allí su tiempo de ocio. Y están pasando apuros, sin alumnos y sin ingresos debido al coronavirus.
Para los clubes pequeños, que son la mayoría, lo peor es “la incertidumbre” de no saber hasta cuándo se prolongará la situación de excepcionalidad, según comentaron a Efe Manuel Pereira y Virginia Ruano, exdeportistas ahora al frente de sendas escuelas de esgrima y tenis.
Pereira, campeón mundial de espada en 1989, dirige en Madrid el Club Olimpo de esgrima desde el año 2012. Tiene tres empleados y 150 alumnos. O tenía, porque el club ha debido presentar un ERTE y en torno al 10-15 % de los socios ya se han dado de baja. “Y serán más”.
Vivir al día
“Este mes estamos cerrados a cal y canto. Nosotros vivimos al día, haciendo maniobras. Tenemos una previsiones y no vamos mal. Ni somos un negocio ni tenemos ánimo de lucro, pero hay que sacar los equipos adelante”, dijo a Efe Pereira, que se declaró “perplejo, muy preocupado y triste” por lo que está viviendo, aunque él es “positivo” y cree que de algún modo saldrán adelante.
“Nos salvaría que se pudiera abrir en mayo. Si no, sería un gran desastre”, aseguró.
Cuando se declaró el estado de alarma, Pereira tenía en su club a tiradores de ocho países: España, Japón, Kazajistán, Chile, Marruecos, Paraguay... Todos preparaban la última Copa del Mundo de la temporada, o el Nacional de Logroño o los preolímpicos para Tokio.
“Era una concentración muy importante. El nuestro es un club de paso y estamos muy orgullosos de ello. Intentamos ser un sitio de intercambio cultural, más allá de lo deportivo. Cuando empezó toda esta locura todos tuvieron que sacar corriendo billetes para irse a casa”, comentó Pereira.
Sin previsiones
“No sabemos aún el alcance que esto tendrá para nosotros ni en la parte económica ni en la deportiva”, dijo sobre un club que reúne a deportistas de todos los niveles. “Tenemos grupos de competición, con campeones de España todos los años, pero no podemos dejar de mirar a la base ni tampoco al adulto que viene al club a mantenerse en forma y a divertirse. Hay que cuidar a todos”.
“Nuestra temporada termina a finales de junio. Funcionamos con las cuotas de los socios, con ellas pagamos el alquiler del local, los gastos corrientes, el sueldo de los entrenadores, la gestoría, las inscripciones de las competiciones, el arbitraje, los viajes... No buscamos enriquecernos, somos deporte. Si tenemos más alumnos, contratamos a otro profesor. Pero los entrenadores tienen que estar bien pagados, porque en esgrima no hay muchos”, indicó Pereira.
En torno al 60-80 % de los niños que van a clase de esgrima al Club Olimpo no tienen continuidad, sino que cambian de temporada en temporada, probando distintos deportes. Los clubes, señaló, son el semillero donde nacen los futuros campeones.
Para Manuel, padre del también tirador Yulen Pereira, lo peor es no saber lo que va a suceder en las próximas semanas.