Es asombroso observar de nuevo, por las imágenes que nos han llegado estos días, a la gente en masa congregada en torno a un evento deportivo. Parecía que esos momentos no iban a llegar nunca, pero si se hacen bien las cosas la forma de vida que existía en el mundo antes de esta pandemia se podría recuperar. Sólo falta que se aplique un poco de sentido común, planificando con celeridad pero como es debido. Así lo hicieron los australianos y de ahí su situación actual: el Open de Australia tendrá público todos los días, como ya viene ocurriendo con los entrenamientos. Seguramente, los españoles vamos a tener que esperar bastante para protagonizar este tipo de concentraciones pero no perdemos la esperanza.
Todas las federaciones del mundo parecen empeñadas en recuperar la normalidad cuanto antes, y eso es positivo. También el Comité Olímpico Internacional (COI), como recordaba hace pocas semanas, que se apresuró a desmentir esa noticia en la que se volvía a plantear la posibilidad de aplazar los Juegos Olímpicos hasta 2022. Por eso, el calendario de este recién comenzado año 2021 se va planificando poco a poco pero dando pasos firmes para que lo programado no se vaya a torcer por algún movimiento en falso.
Los gobernantes de los países desarrollados son conscientes de que es fundamental que el deporte profesional siga su rumbo porque ello sirve también para tener entretenido al personal. De otra forma, la actividad casi parada y sin la posibilidad de mostrar interés por las competiciones deportivas de alto nivel podría suponer algún riesgo que se quiere evitar. Ya hay bastantes ‘rebeldes’ con estas medidas actuales por lo que no se puede uno imaginar qué podría pasar con restricciones más fuertes.
Realmente, y ciñéndonos ahora a España, aquí las competiciones profesionales siguen su curso con una cierta normalidad. Todos los deportistas protagonistas de los eventos están controlados al máximo y, por eso, cualquier episodio que altere el buen desarrollo de las cosas es inmediatamente atajado y se toman medidas para evitar los contagios. España es, en condiciones normales, un país que sabe planificar cualquier tipo de actividades –siempre ha sido así–, y también las deportivas, por lo que solamente la inutilidad de algunos puede evitar que paso a paso –de la mano de las tan ansiadas vacunas– se vuelva a situaciones cuyo objetivo está ahora en la mente de todos los ciudadanos, que se merecen lo mejor y no lo tienen.
