La leyenda francesa Raymond Poulidor, popular por haber encarnado la figura del ‘segundón’ en el Tour, falleció a los 83 años, tras varios meses de hospitalización
‘Poupou’, que tiene el récord de podios en la ronda gala, carrera en la que nunca vistió el maillot amarillo, era uno de los rostros habituales de la carrera, que tras dejar el ciclismo siguió como comentarista deportivo y embajador de marcas de forma ininterrumpida hasta la pasada edición.
‘Alter ego’ de Jacques Anquetil, el primer ciclista que conquistó cinco veces el Tour de Francia, entre 1957 y 1964, Poulidor no dejó de pelear frente al gran campeón, una constancia que le hizo subir ocho veces al podio de la carrera, la última con más de 40 años.
Hijo de unos modestos aparceros rurales del centro del país, pronto aficionado al ciclismo, Poulidor encarnó en los duros años 60 el esfuerzo del humilde, frente a la figura de ‘Maitre Jacques’, más frío y calculador, que construyó la mayor parte de sus triunfos gracias a su superioridad en la lucha contra el crono.
Pero su leyenda se forjó en esa obstinada lucha por brillar en la carrera más importante del mundo, pese a que se le escapó constantemente el icónico maillot amarillo, prenda que en 2019 cumplió 100 años y que en los últimos 19 le eligió como embajador.
Orgullo de segundón
“Si lo hubiera llevado no se hablaría tanto de mí todos estos años después de haber acabado mi carrera. Subí ocho veces al podio, más que nadie, y tengo un gran palmarés. Pero mi nombre está ligado a ser el ‘segundón’”, aseguraba en julio pasado. Consciente de su leyenda, Poulidor confesaba que “si hubiera ganado el Tour” su figura no hubiera cobrado la envergadura que tuvo en el pelotón internacional.
“Cada vez que un atleta hace dos veces segundo puesto lo llaman ‘el poulidor’”, agregaba ‘Poupou’, orgulloso de su mito. Aunque más allá de sus fracasos en la ronda gala, se labró un impresionante palmarés en el que brilla la Vuelta a España 1964. Pero en su curriculum destacan los ocho podios en el Tour: segundo en 1964, 1965 y 1974 y tercero en 1962, en 1966, 1969, 1972 y 1976 (ya con 40 años). Además se anotó siete etapas.
El aficionado se sentía más identificado con su abnegación que con el cálculo de Anquetil o la ambición infinita de Eddy Merckx. Entre el tercer Tour de Poulidor, en 1964, y el primero del belga, en 1969, la mala suerte le privó de la gloria, sobre todo en 1968, cuando se aprestaba a ganar y fue arrollado por una moto.
Por eso, los organizadores de las carreras se lo rifaban, convencidos de que llenaba las cunetas y garantizaba un mayor interés, lo que, dice la leyenda, le hizo ganar más dinero que sus rivales.
Poulidor deja una huella imborrable. Y una herencia. Su nieto, Mathieu van der Poel, una de las grandes promesas del pelotón actual.