No haber marcado en la ida (2-0) y recibir un gol en casa (1-1) diez minutos después de adelantarse y de empezar a hacer realidad la remontada fueron dos momentos de la eliminatoria ante el Villarrubia que pesaron demasiado al Bergantiños. El equipo de Miguel Figueira, que disputó una buena primera parte optando por el control del juego y llegando al descanso con un 2-1 a favor, entró en un mundo de precipitación y descontrol en la segunda, incluida la expulsión de Agulló en el 86 que dejó todo resuelto para los manchegos.
No modificó el esquema habitual en la fase de ascenso (1-4-3-3) pero Miguel Figueira cambió figuras. Entraron al once inicial Granada –a la posición de mediocentro defensivo en el lugar de Toni–, Cañi –a la derecha quedándose Cano en el banquillo– y Rubén Rivera –delantero centro con Ekedi suplente– y los tres estuvieron bien, pero solo Cañi acabaría el partido. El míster del Bergan sentó a Granada en los primeros compases del segundo tiempo para arriesgar más con la entrada de Ekedi, justo antes de que se lesionase Rivera y saltase al campo Diéguez.
El Bergan sabía que podía hacer daño al Villarrubia en acciones a balón parado y así llegó el primer gol de la tarde en As Eiroas; por cierto, totalmente teñido de rojo–. El balón de Cañi desde la izquierda, en un saque de esquina, terminó en el pico del área contraria, desde donde Sáez, que ya había marcado un gol de volea contra el Covadonga, hizo lo mismo pero con el pie izquierdo. 1-0 antes del cuarto de hora y justo después de que Diego mandase una bola al larguero.
La eliminatoria había sido cruel con el Bergantiños en la ida, en un partido en el que no fue inferior al Villarrubia ni en juego ni en ocasiones, y volvió a serlo en As Eiroas. El conjunto manchego, que salió con un planteamiento claramente defensivo –Dieguito y Pablo, dos mediapuntas de calidad, en el banquillo; el lateral David de interior y el poderoso Diop por delante de los dos mediocentros–, volvió a consumir su dosis de fortuna en el peor momento para el Bergan, cuando empezaba a creerse que el 3-0 no sería era locura. Una indecisión, un error, una falta de entendimiento condenó al equipo carballés, que vio como Copetemarcaba un golazo, todo hay que decirlo, cruzado con la zurda ante el que poco pudo hacer Cristopher.
El 1-1 era una losa muy pesada, pero el Bergantiños sabía que podía pasar y no renunció a la idea de partida. Siguió llevando el mando sin precipitarse en exceso y, a falta de ocho para el descanso, un centro chut de Diego con la izquierda acabó colándose en la portería de Manolo. El conjunto local necesitaba dos goles más (4-1) para conseguir la clasificación para la final del ‘playoff’ y, tal y como se estaba dando el partido, no parecía descabellado que el equipo pudiese hacer otros dos goles en el segundo período. El primero terminó con un cabezazo tímido de Baleato que paró sin problemas Manolo, con otro remate de testa de Borja Facal que salió por encima del travesaño y con una falta de Cañi muy cerca de la frontal que dio en la barrera.
Con 45 minutos por delante, Miguel Figueira no quiso esperar más para hacer el primer cambio ofensivo. En el descanso dejó en el vestuario al central Marcos Rodríguez para que entrase al partido un delantero, Jorge Cano, que no tuvo su tarde ni en la circulación, ni en la conduccio´n, ni en la finalización. Granada pasó a jugar de central junto a Agulló pero, como el 3-1 no llegaba, Miguel también lo sentó para poner a otro punta en el campo, Steve Ekedi, que tampoco estuvo nada afortunado. Un minuto después de la sustitución del camerunés –faltaba media hora para el final–, Rivera se lesionó y entró Diéguez. Con esas once piezas tenía que buscar la remontada el Bergan y su entrenador cambió sistemas y posiciones de los jugadores varias veces sin éxito. Su equipo solo generaba peligro a balón parado, pero Aarón y Cañi no estaban precisos en los saques y la roja directa a Agulló en el 86 por una patada a Manolo fue la sentencia. El fútbol no estuvo del lado de un Bergantiños KO.
