Eso de ganar sienta muy bien. Se pasa de sentirse en el infierno al cielo en horas y se respira cierta tranquilidad sabiendo que se suman tres valiosos puntos, que ayudarán a dar un pequeño paso a alcanzar el objetivo.
Pero una victoria tiene también muchas otras lecturas, porque no todas son iguales. Hay que valorar al adversario, un equipo que llevaba casi media docena de partidos sin ganar y que se encuentra en una dinámica realmente muy negativa. Así que es bueno dar el valor real que tiene el triunfo blanquiazul en el estadio canario. No hay que olvidar tampoco, que el Depor encajó en los primeros minutos un tanto infantil, de esos que empequeñecen a cualquier equipo que se precie.
Parralo y Manjarín saben que cuentan con 'materia prima', pero que en el campo no dan sensación de equipo
Parralo y Manjarín saben, al menos hay que confiar en eso, que hay materia prima para armar un equipo, que en los últimos meses (algunos años) no juega como tal. Así que queda mucho trabajo por delante y mejor no disparar la euforia, porque la cosa no está para echar cohetes.
Hace bien Borges frenar la alegría, ser prudentes. Sobre todo porque los jugadores blanquiazules nos tenían acostumbrados a declaraciones de esas que alimentan el ánimo de la afición y cuando llega la hora de la verdad se rajan... Atentos.
