El Deportivo ha confiado su nuevo proyecto a Antonio Hidalgo, un técnico joven, de 46 años, que avanza paso a paso en su carrera en los banquillos tras sus experiencias en el Sabadell, el Sevilla Atlético y el Huesca. Pero antes de dirigir desde la banda, Hidalgo fue un auténtico clásico de los terrenos de juego. Su relación con la Segunda División va mucho más allá de su etapa como entrenador: es el séptimo jugador con más partidos disputados en la historia de la categoría, con un total de 412 encuentros oficiales.
Formado en La Masia, el futbolista de Granollers completó una carrera de casi dos décadas repartida entre ocho clubes. La Segunda fue su hábitat natural durante la mayor parte de ese recorrido, lo que le permitió asentarse en una élite paralela, reservada a quienes resisten curso tras curso en el siempre exigente fútbol profesional.
En la lista histórica de presencias en la división de plata no hay ningún jugador en activo por delante de él. El central Kiko Olivas y el delantero Alfredo Ortuño, que acaban de descender con el Cartagena, suman 400 apariciones. Si encuentran equipo para continuar en la categoría la próxima temporada, podrían arrebatarle el séptimo lugar.
Por delante de Hidalgo solo figuran seis nombres ya retirados. Encabeza la clasificación el eterno Nino, leyenda del Elche, Tenerife y Osasuna, con 517 encuentros, una cifra fuera del alcance de cualquier perseguidor. El podio lo completan el exdeportivista Rubén Castro (435) y el excentrocampista gallego Fernando Seoane (426), ex del Lugo y referencia durante años en el Anxo Carro.
Tras ellos aparecen otros clásicos del fútbol nacional: el exdelantero asturiano Quique Martín (425), el excentrocampista catalán Albert Dorca (418) y el exatacante canario Iriome González (416), también capitán lucense en el tramo final de su trayectoria como rojiblanco. Son los únicos que superan a Hidalgo en esta particular tabla de clásicos de plata.
La historia como futbolista de Antonio Hidalgo arrancó en la cantera del Barcelona. Fue uno de los nombres destacados del Barça B en la temporada 1998-99, cuando compartió vestuario y generación con jugadores como Xavi Hernández, Carles Puyol, Gabri, Luis García (Liverpool), Jofre Mateu, Babangida, Jordi Ferrón y Mario Rosas, entre otros. Aquel filial no pudo evitar el descenso a Segunda B, pero Hidalgo aprovechó el paso atrás para elevar su papel como protagonista del filial en la campaña 1999-00 y, posteriormente, emprender su despegue en el fútbol profesional, con una primera escala en el Tenerife.
Hidalgo comenzó una larga trayectoria con un as en la manga en su currículum: ser centrocampista salido de La Masía. Con esa denominación de origen, en el verano de 2000, el director deportivo del Tenerife, Santiago Llorente, empujó para lograr su cesión y su llegada a la isla no pudo ser más oportuna: ascenso a Primera División (2000-01). Allí debutó en la máxima categoría, aunque no alcanzó un papel protagonista hasta sus dos últimos cursos en el Heliodoro, de nuevo en Segunda, donde incluso comenzó a mostrar su olfato goleador (cinco tantos) antes de explotar esa faceta en el Málaga.
En La Rosaleda vivió uno de los tramos más brillantes de su carrera. Pese a un discreto primer año en Primera, el descenso del Málaga le brindó la posibilidad de brillar en Segunda: 24 goles en dos campañas. Un gol suyo fue decisivo para evitar un descenso a Segunda B en la 2006-07 y fue clave con un doblete para certificar un nuevo ascenso a Primera en la 2007-08. Por entonces, Hidalgo ya se había transformado de mediocentro con dotes de organizador –herencia de La Masia con confirmación en Tenerife– en un centrocampista con llegada y recorrido. López Muñiz le dio libertad por delante de dos pivotes y se doctoró como un especialista en sorprender en el área rival llegando desde atrás.
La nueva actualización en su juego provocó el interés del Zaragoza, que le incorporó en 2008. Con los aragoneses firmó su tercer ascenso a la élite, aunque solo jugó la primera mitad del campeonato antes de salir cedido a Osasuna, donde ayudó a sellar la permanencia en Primera, de nuevo con un papel más secundario.
Tras salir de Zaragoza, Hidalgo firmó por el Albacete, donde protagonizó una de sus gestas más recordadas. En la temporada 2009-10, sus nueve goles resultaron decisivos para la salvación manchega. Además, marcó tres en las dos últimas jornadas —ante Girona y Cartagena— para sacar al Alba del descenso en el tramo decisivo y lograr el objetivo.
Pese al interés del club por renovarle y a los cantos de sirena de otros equipos de Segunda, Hidalgo eligió volver al Tenerife, donde se convirtió en un emblema superando los 150 partidos oficiales con la camiseta blanquiazul. “Es una cifra importante, que hace sentirme muy orgulloso de vestir la camiseta del Tenerife”, aseguró Hidalgo tras alcanzar los 150. Sin embargo, el club insular cayó a Segunda B y finalizó su segunda etapa como tinerfeñista de forma amarga, aunque con un total de 160 partidos en el club, la cifra más alta de todos los equipos en los que jugó.
El final de su carrera le devolvió a Cataluña. Firmó por el Sabadell, que regresaba a Segunda tras 18 años de ausencia. Hidalgo, que ya había demostrado largamente su personalidad sobre el césped, conectó con el club y con la afición arlequinada. En su segunda campaña se convirtió en uno de los líderes del equipo y la plantilla lo escogió como segundo capitán. Militó cuatro campañas en el Sabadell, todas ellas en Segunda, acumulando 117 partidos oficiales y marcando un total de doce goles, aunque su etapa como arlequinado finalizó con otro descenso a Segunda B.
Con 36 años, bajó un peldaño para jugar en el Cornellà (Segunda B), donde apenas participó en cinco partidos y puso punto y final a su carrera como futbolista. “La decisión ya la tenía pensada pero es cierto que el momento de dar el paso definitivo es duro. La ilusión ya no es la misma y físicamente no empiezas a encontrarte tan bien”, reconoció tras colgar las botas.
Hidalgo continuó en el Cornellà formándose como entrenador en el cuerpo técnico del Juvenil A. “En un futuro me gustaría dirigir un equipo”, dijo. Y así lo hizo. Después de convertirse en un futbolista clásico de la categoría de plata, está forjando una sólida carrera como entrenador que le ha llevado al Deportivo, de nuevo en su conocida Segunda.