La "pasión", el "trabajo" y cualidades como "la memoria y la concentración" son claves para triunfar, asegura la sueca Pia Cramling, tres veces ganadora de las Olimpiadas de ajedrez.
Nacida en Estocolmo en 1963, Cramling se adentró en el mundo del ajedrez cuando aún era una niña, allá en los años setenta, y ha tenido una extensa carrera llena de éxitos. Vive en España desde 1988 y está casada con otro grande de este deporte, el Gran Maestro Juan Manuel Bellón.
"Cuando juego me quedo en mi burbuja e intento encontrar planes para ganar", explica Cramling a EFE, que ensalza su preparación previa con la "ayuda tremenda" de su ordenador para analizar sus "partidas y errores" y también los de su adversario, sobre todo en "las aperturas", ya que el comienzo puede determinar "entrar en la partida".
Reconoce, en este sentido, que a menudo ella misma, con sus dudas, puede ser un obstáculo para ganar la partida, por lo que aconseja siempre "ser optimista y bueno con uno mismo cuando la cosa va mal".
UN DEPORTE DE MAYORÍA MASCULINA
La ajedrecista, que estableció un récord sin precedentes de 47 partidas consecutivas sin perder en las Olimpiadas, revela la "soledad" que sintió en sus comienzos como mujer y con la que aún convive a día de hoy.
"El ambiente en el mundo del ajedrez es muy bueno, es un poco como una familia grande", pero aún hay que abrirlo más porque, aunque "se está cambiando mucho, todavía hay un camino muy grande" por recorrer en un deporte mayormente practicado por hombres, afirma.
"Me gustaría que se pudiera conseguir que haya más o menos el mismo número de mujeres y hombres jugando", señala Cramling, que recuerda que cuando empezó había una jugadora entre cien ajedrecistas y que ahora son un diez por ciento.
Como ejemplo de fortaleza femenina en el ajedrez, Cramling destaca el personaje de Beth Harmon de la famosa serie de Netflix "Gambito de dama", con el que encuentra ciertas similitudes con su propia vida, especialmente en el machismo que ha vivido en este deporte.
EL REFERENTE DE "GAMBITO DE DAMA"
Como señala Cramling, a menudo los jugadores piensan que una mujer es más débil cuando, en realidad, "va primera" en el torneo. "Es lo típico", asevera.
El personaje de Harmon en "Gambito de Dama" se mantiene como un ideal "muy femenino", mientras que la ajedrecista sueca confiesa que siempre ha querido pasar desapercibida y ser "una entre otros" bajo el acrónimo de 'P. Cramling' para que "no supieran si era chico o chica". Incluso llegó a tener un aspecto más masculino con un pelo corto.
"Ella (Beth Harmon) era muy femenina y es una cosa que me ha gustado mucho, porque las mujeres tienen que ser como son", remarca la jugadora.
Cramling, que en 2003 se proclamó campeona de Europa, ha participado hasta ahora en 13 Olimpiadas de ajedrez y ha ganado ocho medallas, la última, de oro, en 2022, que ella destaca con una importancia especial, ya que normalmente se enfrenta a oponentes más jóvenes y le da alegría poder "conseguir buenos resultados" a su edad.
"Me gustaría inspirar a otras mujeres, sobre todo a las no tan jóvenes, de 30 o 40 años, para que puedan ver que, aunque una mujer llegue a una edad más alta, se puede seguir luchando y disfrutando", apunta.
UNA JUGADORA PRECOZ
La pasión de Cramling por el ajedrez comenzó gracias a su hermano, que la introduzco también en otros deportes como la pesca o el fútbol. Sin embargo, la jugadora se decantó por los tableros, se apunto a un club y comenzó a participar en competiciones escolares.
A los doce años supo que "de una manera u otra" iba a seguir con el ajedrez durante toda su vida, encontrando inspiración más tarde igualmente en su marido, con el que viaja y juega.
Cramling no esconde su admiración por el Gran Maestro y Campeón Mundial de ajedrez Magnus Carlsen (Tonsberg, Noruega, 1990), del que resalta su humildad e interés por que este deporte sea popular entre los jóvenes. "Admiro a jugadores que son fuertes, pero también que sean buenas personas en la vida normal", detalla.
La maestra del juego-ciencia visitó esta semana el centro cultural La Térmica de Málaga, donde habló de su experiencia profesional y participó de diez partidas simultáneas, sumando ocho victorias y dos tablas.
El ajedrez, afirma Cramling, se puede usar "de muchas maneras”, y aunque la suya ha sido competir, tiene también un importante papel social, pues puede ser un ejercicio educativo y elimina barreras: "No hay edad, sexo, ni de dónde somos, vamos juntos y somos iguales", concluye.