Fernando Alonso (Toyota TS050 Hybrid) reforzó su liderato en el Mundial de Resistencia (WEC) al ganar, junto al suizo Sebastien Buemi y el japonés Kazuki Nakajima, las 1.000 Millas de Sebring, la sexta prueba del certamen, que se disputó en el citado circuito de Florida (EEUU).
Alonso y sus compañeros ganaron con claridad al otro Toyota, el del argentino José María ‘Pechito’ López, el inglés Mike Conway y el japonés Kamui Kobayashi. Con lo que elevaron a 15 puntos su ventaja al frente del WEC, que dominan ahora en su principal categoría (LMP1) con 135 unidades, frente a los 120 del segundo coche de la escudería nipona.
Los dos Toyota –descalificados, por irregularidades en el fondo plano, en las 6 Horas de Silverstone, que también había ganado el equipo de Alonso– cruzaron la meta por delante del SMP Racing número 11, pilotado por el neozelandés Brendon Hartley y los rusos Mijail Aleshin y Vitaly Petrov.
Alonso fue el segundo en subirse al Toyota Nº8, para el que había iniciado la prueba Buemi. El genial piloto asturiano, que se había exhibido en la calificación, firmando el récord de vuelta al circuito, se puso al volante en el giro 43.
Ventaja máxima
Lo hizo a 225 vueltas, de las teóricas 268 previstas, para el final. Tras la reagrupación subsiguiente al primer cambio de pilotos, Alonso aventajaba en casi diez segundos al coche ‘hermano’. Fernando aumentó la renta a 33 segundos antes del percance del ruso Egor Orudzhev (SMP Racing), que provocó la entrada del coche de seguridad.
Cuando se relanzó la prueba, Alonso volvió a ampliar la casi totalmente reducida diferencia hasta los trece segundos, antes de cederle el coche a Nakajima. En el ecuador de la prueba –que concluyó tras alcanzarse las ocho horas y 253 vueltas– Nakajima le sacaba dos segundos y medio a Conway. En el giro 135, Buemi retornó al coche. Y poco después se produjo el incidente que decidió la prueba.
‘Pechito’ se ‘tocó’ con un coche al que estaba doblando, tuvo que parar a cambiar la carcasa que cubre el motor y a reparar la sujeción de la misma, como consecuencia de un golpe que también dañó el fondo plano de su coche. Perdió dos vueltas y, con los bajos dañados, algo de ritmo.
Sólo un percance le podría quitar la victoria al trío que capitanea Alonso. Y eso no se produjo, conscientes de que el triunfo en Sebring otorgaba 32 puntos, en vez de los 25 de las pruebas de seis horas.Fernando volvió al volante en la vuelta 181, aunque se lo cedería a Nakajima, quien lo llevaría hasta la meta.
Alonso ya se puede centrar en preparar su gran objetivo de la temporada, las 500 Millas de Indianapolis, donde un triunfo, el 26 de mayo, le haría acreedor –tras haber ganado las 24 Horas de Le Mans y (dos veces) el GP de Mónaco de F1– de la ‘Triple Corona’.
