El piragüista Carlos Arévalo, integrante del K4 que conquistó la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de París, confesó que el haber sido "un poco cafre" en su juventud le ha ayudado a convertirse actualmente en un gran deportista.

"Muchas veces el haber sido de una forma y cambiar a otra hace que te quedes con ese camino. Por mucho que dé consejos, hay que hacer las cosas mal para valorar hacerlas bien. Si yo cambiase mi pasado, no sería la persona que soy hoy en día", reconoció en una entrevista divulgada este domingo por la emisora RNE en Galicia.

El palista gallego no ocultó que en el inicio de la final olímpica hubo un momento en el que los integrantes de su equipo "pensábamos que ganábamos", pero que a falta de cincuenta metros para la meta también comprendió que se le "escapaba" la medalla olímpica.

"Cuando entras por meta y ves que quedas tercero, pues tienes esa sensación de rabia y enfado por no conseguir el oro, pero cuando nos tranquilizamos te quedas con la sensación de felicidad por conseguir otra medalla para España", recordó.

Arévalo aseguró que disfruta estos días de unas merecidas en Betanzos, donde se ha convertido en un ídolo para los jóvenes palistas del club de esta pequeña localidad coruñesa.

"Cuando llegué al aeropuerto de Asturias con mi hija, mi familia y mis compañeros del Ejército esperándome, fue el momento más espectacular. Y el otro día poder dar el pregón en Betanzos también ha sido un momento magnífico", concluyó.