Lamela, 9 años desde que dejó huérfana la longitud española
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Lamela, 9 años desde que dejó huérfana la longitud española

Lamela, 9 años desde que dejó huérfana la longitud española

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El noveno aniversario del fallecimiento del atleta asturiano Yago Lamela se cumple este lunes con el recuerdo de su técnico, Juanjo Azpeitia, rememorando la gesta de un deportista dotado de una capacidad "excepcional" para concentrarse en competición, además de poseer una fuerza "extraordinaria", cualidades que le levaron a proclamarse subcampeón mundial con un salto de 8,56 metros, un hito que dejó "huérfana" a la longitud española, a la que le queda "tiempo" para alcanzar aquella "estratosférica" marca.


Yago Lamela (24 julio 1977-8 mayo 2014) saltó a la fama el 7 de marzo de 1999 cuando alcanzó un salto de 8,56 metros en la final del Mundial en uno de sus memorables duelos que mantuvo con el cubano Iván Pedroso, cuya marca le valió el título de subcampeón mundial, y le permitió instaurar el récord de Europa.


En una entrevista con EFE, Azpeitia ha recordado sus diferentes etapas como técnico del saltador avilesino, al que siempre se mantuvo vinculado, incluso en las épocas en las que Lamela se entrenó fuera de Asturias, primero en Estados Unidos, y después en Madrid, a las órdenes de Juan Carlos Álvarez, y más tarde en Valencia, con Rafa Blanquer.


"Yago y yo hemos interaccionado de una manera especial; no lo consiguieron los grandes -entrenadores-, con los que si tuvo grandes éxitos pero ninguno como los que se lograron aquí en Oviedo", ha dicho Azpeitia.


El técnico ha recordado con "gran pena y dolor" aquel 8 de mayo de 2014 en el que su discípulo, olímpico en Sídney 2000 y en Atenas 2004, falleció víctima de un infarto, cinco años después de anunciar su retirada, con la que puso fin a una carrera en cuya recta final tuvo que someterse a dos operaciones del tendón de Aquiles, y padeció algunos problemas psiquiátricos, que marcaron los peores instantes de su vida.


Lamela, que acreditó en dos ocasiones la marca de 8,56 metros, era un hombre "tímido", que en el foso de convertía en "excepcional" por su "capacidad de concentración", además de los registros que conseguía en los test de fuerza, que le llevaban a "entrar en la tabla de salto a una velocidad de casi 40 kilómetros por hora".


Azpeitia ha enfatizado la gesta lograda por el deportista asturiano, sin tener el "biotipo de saltador de ébano" que caracteriza a otras estrellas del salto de longitud, entre ellas el cubano Iván Pedroso, los "grandes de las historia, y encima blanco".


Las pistas de atletismo de San Lázaro, en Oviedo, que con el 8,56 logrado por Lamela habían situado a la capital asturiana en la "catedral universal" del salto de longitud, volvieron a acoger al atleta cuando éste recurrió de nuevo a Azpetia, que recuerda: "No parecía Yago, intentamos recomponerlo, estaba sobrepasado de peso, era terrible; no conseguí llevarlo al éxito otra vez".


La noticia del fallecimiento del "supergenio" fue un "terrible golpe" para Juanjo Azpeitia: "Sufrí muchísimo, se me comprimía el alma y el corazón, me salían lágrimas del alma, me resultaba imposible admitir que Yago se había ido, como me ocurre ahora que me sigo emocionando".

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