Hay que ver con qué poco nos conformamos los soñadores, qué pronto nos ilusionamos. No ha hecho falta que Fernando Soriano haya realizado ni un solo fichaje para que me pegara el subidón y el verano ya merezca la pena. Aún falta una semana para que llegue San Juan, pero ya tengo ganas de fiesta y ni me puedo imaginar lo bonito que será todo a partir del fin de semana del 16 y 17 de agosto, cuando arranque la temporada 2025-26 en Segunda División. Porque con Yeremay todo es más fácil. Y si además de haber dado con la puerta en las narices al Como 1907, resulta que va a vestir la camiseta blanquiazul hasta 2033, entonces la Primera se me queda hasta corta.
Tengo clarísimo que con el ‘10’ de líder, el Dépor regresará a la élite. Ojalá que sea ya en la campaña 2026-27, pero si no, lo será más tarde. El canario es un crack, un jugón, que merece propagar su fútbol no solo por Riazor, sino también por los grandes campos de la geografía española y, por qué no... Tampoco es cuestión de fliparse demasiado pronto, pero es que fue leer el anuncio del Dépor de la renovación del mago canario y empezar a fantasear.
Queda claro que Yeremay no es solo el futbolista más desequilibrante del equipo, sino también el jugador franquicia, el referente necesario para la afición y para los canteranos que han dado un paso adelante en este Dépor del futuro, David Mella, Dani Barcia, Diego Gómez... El ‘10’ es el líder al que seguir. Ha decidido renunciar a la pasta italiana —y eso que es su comida favorita, según confesó él mismo— por seguir disfrutando de la gastronomía coruñesa y —quién sabe— convertirse en el elegido que guio a la escuadra deportivista al sitio del que nunca debió marcharse.