Mario Soriano marcó un golazo en el Tartiere que tiene una explicación. La complicación de dirigir hacia la portería una volea a un centro desde 30 metros solo se limita recurriendo al ensayo-error. El alcalaíno reconoció que ensayó la acción en numerosas ocasiones y que el balón suele acabar “en el monte de Abegondo”. Por suerte, esta vez la pelota no acabó en el cercano Monte Naranco y sí dentro de la portería.