Trienios, cuatrienios y quinquenios
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Trienios, cuatrienios y quinquenios

Trienios, cuatrienios y quinquenios

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El hombre que más alto llevó los colores blanco y azul, Augusto César Lendoiro, lideró una junta directiva y posterior consejo de administración del Deportivo que comenzó su camino en la plaza de Pontevedra bajo el lema de ‘camina o revienta’. El club se encontraba en una situación catastrófica. Debía bastante más de lo que tenía, unos 500 millones de pesetas, no más de 20 millones de euros en la actualidad si aplicamos el valor tiempo del dinero. Poco que ver con el pufo que dejó un cuarto de siglo después, pero eso es otro asunto.  


Aquel Deportivo no tenía ni balones, ni ropa de entrenamiento. Las camisetas de juego, para no lucir gratuitamente las marcas Austral y Gilcor, se compraron en Melo-Sertucha. La directiva, compuesta por hombres del fútbol modesto como Pachy Dopico (Deportivo Ciudad), Lolo Montiel y Pepe Guillín (Español), Suso Rebollo (Victoria), Luisín Sánchez Doporto (Galicia Gaiteira) u Orlando Vázquez (Orillamar), unidos al uralista presidente, planificaron a su llegada en 1988 subir un peldaño de la escalera cada tres años. Primero, el ascenso a Primera. Después, la clasificación para competición europea. Por último, un título nacional.+


El primer objetivo se cumplió en el plazo estimado (1991), el segundo llegó con un año de antelación (1993) y el tercero se adelantó dos años (1995), que estuvieron a punto de ser tres de haber transformado aquel dichoso penalti.


La reinvención tras los bandazos post-Arsenio y el robo de Rivaldo llevó a la directiva, ya erigida en consejo de administración, a ampliar plazos. El club presentó en 1999 un plan quinquenal 2000-2005 en el que inicialmente implantó, sobre todo, beneficios —descuentos en los abonos y en las entradas para la Champions League— y premios —como las entregas de insignias de oro y plata— para sus abonados. Y entre medias se vio campeón de Liga, disputando durante cinco temporadas consecutivas la principal competición de clubes del planeta y dando vida a la tan ansiada Ciudad Deportiva.


Ahora, desde esa misma Ciudad Deportiva —reformada, eso sí— y después de los exitosos planes trienales y quinquenales de tiempos pretéritos y dirigentes de otra época, se habla de planes a cuatro años vista. También suena bien la película del plan cuatrienal. Suena a no tener prisa, a querer cocinar a fuego lento y, sobre todo, a comprar duros a cuatro pesetas.

Trienios, cuatrienios y quinquenios

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