La comparecencia de Medina Cantalejo, el presidente de los árbitros españoles, con motivo de la presentación del ‘fuera de juego semiautomático’, ha suscitado una suerte dispar de comentarios en los ambientes futbolísticos. Pero no por las novedades que haya aportado sobre las innovaciones tecnológicas –por otra parte, ya conocidas porque vimos cómo se aplicaban en el pasado Mundial de Qatar–, sino por los problemas que afectan a los equipos y a los colegiados, que vienen a ser los de siempre, ahora con los nuevos adelantos de por medio.
“Me gusta que los árbitros tengan protagonismo”, dijo el jefe de los de negro (y otros colores), y añadió algo extraño que no ha llamado la atención en el mundillo del fútbol: “Si creen en su decisión (los árbitros de campo), que la mantengan, pese a la revisión”. Eso es como reforzar el empecinamiento de los jueces cuando no quieren acudir a la tecnología y no atienden a razones.
Dice Medina Cantalejo que no van porque no los llaman, pero se han dado casos flagrantes en los que la pasividad de algunos ha determinado el resultado final del partido. Y siempre con el apoyo del Comité Técnico de Árbitros, que no hace mucha autocrítica aunque se canse de decir que la lleva por bandera.
El balance realizado hasta ahora por Medina Cantalejo y su equipo ha pecado de optimismo. Se adjudican un muy elevado porcentaje de aciertos y se aferran a lo suyo: “Nos equivocamos, pero nuestro criterio es correcto”. Aunque lo cierto es que después de una rueda de prensa tras otra no queda muy claro cuál es el criterio general y el particular en las dichosas manos. Se le preguntó al presidente del Comité Técnico de Árbitros (que pertenece a la Real Federación Española de Fútbol) sobre la posibilidad de que los colegiados hablasen a los medios de comunicación para defender sus posturas, pero rechazó totalmente la idea porque “sería como someterlos a un juicio sumarísimo y no se hace en ningún país”.
Lo que no se acuerda Medina Cantalejo es que en las décadas de los ochenta y noventa del siglo pasado el fútbol alemán, por ejemplo, permitía las declaraciones de sus árbitros al final de los partidos, y no pasó nada. Y sin ir más lejos, nosotros mismos hemos entrevistado a numerosos árbitros en sus casetas y sus declaraciones no hicieron temblar ningún estamento.
Pero reconocerá el máximo dirigente arbitral que ahora los colegiados tienen menos protagonismo y todavía sigue costándoles encajar determinadas críticas. Pero eso siempre fue así. Y seguirá.