Lo sucedido en el Depor Abanca no es muy normal. Lo siento por Miguel Llorente, que ayer dio todo tipo de razones y hasta el hombre se emocionó al explicar su libreto. Hace bien en defenderse, pero la historia no está debidamente cerrada.
En el Deportivo lo del tema de la comunicación lleva tiempo sin ser uno de sus fuertes. Hemos sabido que la historia comenzó por una carta de la que fuera su ayudante en el banquillo que envió a las jugadoras. La misma por la que las futbolistas -raro- se pusieron de morros con el míster y montaron en cólera. ¿Qué dice exactamente la misiva? Esa es la cuestión que debería aclararse o, como mínimo, que la autora (Ana González) saliese a la palestra para dar su versión sobre la denuncia realizada.
Entiendo que el entrenador del equipo femenino esté dolido. Normal. Una prueba de ello es que con una simple búsqueda en Google, o en las hemerotecas, se puede leer que fue apartado dos semanas al ser “investigado” a fondo, no de conductas inapropiadas, pero por algo tuvo que ser. ¿De qué? Esto no está cerrado.