Tengo que reconocer que el Hockey Club Liceo lo fue todo para esta ciudad y 50 años contemplan sus logros y gestas en un deporte que siempre fue patrimonio de Cataluña. Pasó por muchas etapas, pero los jóvenes aficionados deberían saber que el Palacio de los Deportes se quedaba pequeño para ver a los verdiblancos en acción, tanto que en muchas ocasiones era necesario instalar gradas supletorias en los fondos para dar cabida a tanta demanda de entradas. Es más, el club más laureado de Galicia, jugaba los domingos al mediodía y los aledaños del pabellón eran un hervidero de familias enteras. No exagero si digo que el Liceo lograba en ocasiones tener más aficionados que el propio Depor. Justo es decir que Lendoiro había sido el artífice de aquel ‘boom’. Cierto que eran otros tiempos.
El club liceísta debería tener el reconocimiento público e institucional en sus 50 años. Debería recibir el homenaje que se merece, bien proponiendo entrar en el callejero o cualquier otro modo de que A Coruña esté agradecida por tanto éxito cosechado para la ciudad.