OPINIÓN | Fue la mano de Dios
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Me encanta el cine, me maravilla Paolo Sorrentino y me vuelve loco ‘Fue la mano de Dios’, una obra de arte parida y dirigida por el director napolitano, un enamorado confeso del fútbol y, cómo no, del Nápoles, actual campeón de la Serie A y que esta temporada se ha reforzado con el genial Kevin de Bruyne.


“Ruedo películas muy rápido para irme a casa a ver partidos de futbol”, ha dicho Sorrentino, que ayer inauguró la 82ª edición del Festival de Venecia con su última película, La gracia, así que es una buena excusa para hablar del cineasta italiano, que en tantas ocasiones ha dejado clara su pasión por la pelota y ha reconocido que el balompié es “de las pocas cosas” que siguen alimentándole.


Mucho me gustan sus films. ‘Il Divo’, drama sobre la biografía del que fuera presidente de Italia Giulio Andreotti, que ganó el Premio del Jurado en Cannes. ‘La gran belleza’, ese homenaje a Roma con el que se llevó el Óscar, el Globo de Oro y el BAFTA a mejor película de habla no inglesa. Las también excelentes ‘La Juventud’ y ‘Loro’ (aquí titulada ‘Silvio, y los otros’), esta última, una sátira alrededor de la figura de Silvio Berlusconi, también exprimer ministro italiano y exdirigente del AC Milan durante 30 años. Pero mi favorita, sin duda, es ‘Fue la mano de Dios’, esa pieza autobiográfica que nos traslada al Nápoles de los años 80 y la llegada de Diego Armando Maradona al club napolitano, con el que conquistó la Liga italiana en las temporadas 1986-87 y 1989-90. Se trata de una joya dramática con la que es imposible no emocionarse, pero que también tiene momentos de comedia insuperables. Pocas veces me he reído tanto como con esta obra maestra costumbrista nacida de la mente de un genio de la cultura y, a la vez, un loco del fútbol. Porque una cosa y la otra no están reñidas.


Este viaje por Sorrentino y por el Nápoles de Maradona me lleva a preguntarme cómo sería una película sobre el Deportivo y quién la dirigiría. Está claro que si la historia se desarrollara sobre el Dépor actual, el protagonista, la figura, el icono, tendría que ser Yeremay. Si no, que se lo pregunten a los portugueses, que siguen sin rendirse, empeñados, hasta el próximo lunes a las 23.59 horas, en llevárselo para su competición.


Me imagino una historia asfixiante, tensa, contada por momentos a un ritmo frenético y en otros, más reposada. Así que ahí veo al frente del proyecto a Rodrigo Sorogoyen, uno de los mejores directores españoles actuales, autor de peliculones como ‘Que Dios nos perdone’, ‘El reino’ o ‘As bestas’. O las excelsas series ‘Antidisturbios’ y ‘Los años nuevos’.


Me encantan Javier Bardem y Luis Tosar. Me parecen dos bestias de la interpretación, pero su edad les impide encarnar a Yeremay, así que habría que buscar a otro actor más joven, tipo Arón Piper, Jesús Castro, Carlos Cuevas, Miguel Herrán o Patrick Criado.


Por supuesto, no podría faltar un antagonista, un malo. En este caso, podrían ser dos. Uno que interpretara al presidente del Sporting de Portugal, Frederico Varandas, y otro al periodista luso que hace unos días le dijo al ‘10’ que tenga cuidado, no vaya a ser que “acabe en las Rías Baixas recogiendo mejillones” por no aceptar la oferta del club portugués y quedarse en el Deportivo.


Ya que el guion lo escribo yo, la mayor parte de las localizaciones se desarrollarían en el mejor barrio, Monte Alto. Y a medida que se acercaran las 23.59 del 1 de septiembre, el Sporting subiría su oferta de 35 millones de euros a 40, 41, 42, 43, 44 y hasta 45. Los deportivistas estarían expectantes, comiéndose las uñas, esperando la respuesta del club y de Yeremay, que, pese a la presión, decidiría continuar en A Coruña. La historia, cómo no, acaba con la celebración del ascenso por todo lo alto en Cuatro Caminos el 31 de mayo de 2026. Home claro.

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