Lo mejor está por venir
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Siguiendo las peticiones del entrenador, Borja Jiménez, tomé la decisión, en la recta final del campeonato, de ningunear cualquier transmisión de debilidad, situación que me era palpable en el discurrir del día a día deportivista. Se nos pidió una unión sin fisuras, con el ascenso en el centro de la diana. El pasado sábado, la familia blanquiazul, demostró su apoyo incondicional, demostrando una madurez fuera de lugar. Lo malo fue que todas aquellas flojedades que afloraban a lo largo del campeonato, se volvieron a hacer patentes de forma cruel.


Jornada tras jornada, al equipo se le veía sin una consolidación evidente. La progresión que, en teoría, debía crecer, ofrecía una constante señal de alarma. En medio del campeonato se sacaban 9 puntos de ventaja sobre el siguiente clasificado. Pero todo se vino abajo, la debilidad catapultó al Racing de Santander a doblegar en puntos y trasladar al Depor a un puesto más secundario, que incluso puso en dudas su presencia en el play-off.


Las alarmas afloraron por todos los lados. Recuerdo en aquel momento que les transmití la necesidad de analizar en profundidad la continuidad del técnico y la opción de reforzar la plantilla, con vistas puestas en la siguiente categoría. Desde la “Urbana 8”, como vengo calificando, irónicamente, a los gestores de la entidad, el silencio marcó la pauta. Se actuaba como en la oficina. Se volvieron a olvidar de que en el deporte la pasión ejerce un baremo innato. Quedó todo en manos de su portentosa afición, pero ellos no actuaban ni en el banquillo, ni sobre el césped.


Soy de la idea que un equipo es el espejo de su entrenador. No dudo de que Borja sea un yerno ideal, pero el fútbol se mueve por otros derroteros. El Deportivo lleva años sin encontrar la pieza angular que canalice su estabilidad futbolística y aquí precisamente está el quiz de la cuestión. Se necesita un proyecto serio y aglutinador. Se marca ahora la duda de la continuidad de Borja Jiménez. Pienso que cuando hay dudas, lo mejor es un cambio radical. Recuerdo la etapa de Pepe Mel. Se le renovó porque era lo más fácil, pero en seguida se vio que no había conexión y se tuvo que cambiar el organigrama, perdiendo muchos enteros de planificación.


Este Deportivo debe pasar página lo antes posible y de forma reafirmante, consiguiendo que todo esos jóvenes seguidores, que engrandecían las gradas de Riazor con miras al futuro, recuperen el espíritu dañado. Será un largo camino en el desierto. De nuevo una competición con un gran número de adversidades. La “urbana 8”, a la que no le quiero restar mérito en el sustento económico que aporta, debe actuar de una forma más directa. Los silencios no suelen ser positivos en estas singladuras deportivas. Ánimo a todo el deportivismo, ya se sabe que aunque en los momentos más complicados el sol no se vea, siempre acaba saliendo.


Un último apunte a quien le corresponda, aunque puede ser que esos asientos no se vuelvan a ocupar por un largo tiempo, alguien debería reparar la valla que se encuentra detrás de los asientos ubicados en Pabellón Superior Impar. Fila 25. Asientos 81, 83…. Carcomida por el óxido y sin anclar al cemento, ya que este se rompió. Sería conveniente una inmediata visita de los técnicos de seguridad. Queda dicho.


Como siempre un placer. 

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