Más leña al fuego. Me resulta incomprensible el funcionamiento que se le sigue dando al VAR. Debo cansarles por la profusión con la que interactivo con el referido tema, pero es que me resulta desconcertante la actuación. Una iniciativa que fue catapultada como la solución idónea para reparar los errores puntuales en el transcurso de los partidos, pero se está viendo que lo que se genera, es una polémica paralela que ensombrece al mundo del fútbol. Y ya no me centro en las propias deliberaciones sobre jugadas concretas, lo más enrevesado es cuando ni siquiera se recurre al “filtro” para concretar su posible punibilidad, si el árbitro no tiene dudas sobre la señalización, el VAR no asume el papel para el que nació, permitir que la jugada se pueda estudiar bajo el paraguas audiovisual.

El ejemplo más destacado, ya que hubo alguno más, tuvo lugar en el Balaídos. Un Celta – Real Madrid lleno de polémica. Jugadas dignas de estudio, absorbidas por el egocentrismo del colegiado de turno.

Qué problema le podría ocasionar al que imparte justicia dar a la situación una vuelta de tuerca, en búsqueda de la verdad absoluta. Su negación motivó el desmadre populista, con titulares de prensa catalana llenos de ironía sacramental.

También el fútbol sala se vio alterado por una cuestión interpretativa. Aquí si que el VAR modificó la primera opción. Final de la Copa de España, Barcelona – El Pozo. Tras parar el portero murciano el último lanzamiento de la tanda de penaltis, el titulo se orientaba hacia sus vitrinas. La celebración radiaba a los protagonistas sobre el parquet. Pero al cabo de unos instantes, todo dio un vuelco emocional, el VAR indicaba que el portero había movido, ligeramente, los pies antes de tiempo y el titulo se iba para tierras catalanas tras la repetición de los lanzamientos.

En plena vorágine de acontecimientos, el técnico del Pozo explotaba anímicamente: “Es el mayor atraco que recibía el fútbol sala a nivel mundial”.

Ahora los comités nacionales decidirán las sanciones que puedan recaer sobre las declaraciones extemporáneas. Por un lado, Iago Aspas, por decir ante las cámaras televisivas: “…solo faltaba que pitase un cuarto penalti y que lo lanzase el propio árbitro”, y por otro, las expresiones ofrecidas, en pleno cabreo, por el responsable deportivo del cuadro pimentonero.

El VAR vino para clarificar, pero pasado el tiempo, el adjetivo fue sustituido por el de polemizar.

Finalizo. Una semana más el Deportivo sigue caminando por la senda del alambre, no queda otra para su angustiada afición, que el seguir apoyando la causa con la mirada puesta en el playoff.

Lo más sorprendente de esta última jornada, fueron las declaraciones de su técnico en rueda de prensa: “Sufrimos porque es una de nuestras debilidades, hemos sufrido hoy y todos los días”, “Sabía que el equipo iba a sufrir a partir del minuto 70”.

Yo le pediría, con todo respeto y consideración, que se asesore con su jefe de prensa y trate de evitar así, semejantes ocurrencias.

Recordándole que es él precisamente el responsable de que eso no suceda.

Como siempre un placer.